doi: https://doi.org/10.25185/10.10
Artículos
Nota
introductoria
José Sanmartín Esplugues (1948-2020) fue un pionero de la filosofía de la técnica en lengua española y es ya un clásico en este dominio. Su libro Los nuevos redentores. Reflexiones sobre la ingeniería genética, la sociobiología y el mundo feliz que nos prometen (1987), así como Tecnología y futuro humano (1990), constituyen textos de referencia imprescindibles en la materia. En dichos libros, el autor anticipó temas que hoy están en la primera línea del debate filosófico. El profesor Sanmartín se formó en Alemania, dentro de la Escuela de Erlangen. Fue catedrático de la Universidad de Valencia, rector de la Universidad Internacional de Valencia y, en sus últimos años, puso en funcionamiento el grado en filosofía online de la Universidad Católica de Valencia, así como un ambicioso proyecto filosófico apoyado en la revista Scio y en el sitio web denominado “Red de Investigaciones Filosóficas” (https://proyectoscio.ucv.es/). También desempeñó una intensa actividad política como diputado, como Consejero de Trabajo de la Comunidad de Valencia y como director del “Centro Reina Sofía para el estudio de la violencia”.
El artículo que sigue podría ser considerado como su testamento filosófico.
En él se pregunta por la posibilidad misma de una filosofía de la técnica. Recuerda lo imprescindible que resulta poner el desarrollo de la tecnología en
una perspectiva ética y humanística. Combate la idea, hoy
día tan extendida, de que
el ser humano es una suerte de animal fracasado, sustituible con ventaja por cualquier androide posthumano, y denuncia los riesgos de una sociedad excesivamente conectada, la necedad fomentada por las nuevas tecnologías de la comunicación.
Una versión anterior de este
texto fue publicada en 2020, en alemán, en
la revista Mechane.
A partir de la misma, el profesor Sanmartín trabajó con ilusión para que sus
ideas pudiesen ver la luz también en lengua española. Fue él
mismo quien tradujo, revisó y amplió el artículo especialmente para su publicación en nuestro monográfico, y probablemente fue la última labor académica de la que pudo ocuparse.