Humanidades: revista de la Universidad
de Montevideo, nº 14, (2023): 185-210
Este es un artículo de
acceso abierto distribuido bajo los términos de una licencia de uso y
distribución Creative Commons Attribution
(CC BY 4.0.) https://creativecommons.org/licenses/by/4.0
Artículos
Antes del MuHAr: Fernando García Esteban y la creación del Centro de Arte.
Before MuHAr: the creation of the Municipal Art Center
Antes do MuHAr: o
Centro Municipal de Arte
Daniela Tomeo
Instituto de Profesores Artigas, Uruguay.
ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-6239-8398
Recibido: 18/9/2022 - Aceptado: 25/01/2023
Resumen: El artículo presenta las acciones
llevadas adelante por la comuna montevideana entre 1951 y 1964, con el objetivo
de crear un Centro de Artce, que fue el germen del Museo de Historia del Arte,
actual MuHAr. El asesor municipal en artes plásticas, el arquitecto Fernando
García Esteban lideró el mencionado proceso, que supuso la compra de piezas en
el exterior, la recepción de donaciones y préstamos, al tiempo que se
organizaban exposiciones y muestras que eran difundidas a través de la prensa. El
Centro de Arte nació básicamente como un museo de calcos, con una colección que
hacía especial énfasis en el arte antiguo y sin duda en el europeo. Una
operación que puede resultar extraña a mediados del siglo XX, momentos en que
nacían los museos de arte moderno y las colecciones de calcos o escuturas
antiguas parecían perder vigor. A partir de esa observación, mi objetivo será
presentar los motivos que llevaron a la Intendencia montevideana a sostener un
proyecto que se concretó en un período relativamente breve. La fuerte misión
pedagógica que se atribuyó al proyecto, fue sin duda una de las razones de que
el proceso fuera breve y exitoso. Una misión centrada en la idea de que el
conocimiento de la historia del arte era un componente básico en la formación
del ciudadano, así como en la certeza de que el arte europeo y occidental eran
la matriz cultural de los uruguayos.
Palabras
Claves: museos, calcos,
intendencia, Montevideo.
Abstract: The article presents the actions
carried out by the Montevidean commune between 1951
and 1964, with the aim of creating an Art Center, which would be the seed of
the Museo de Historia del Arte (Art History Museum), currently MuHAr. The
municipal adviser in plastic arts, architect Fernando García Esteban, led this
process, which involved the purchase of pieces abroad, the receipt of donations
and loans, and
the organization of exhibitions and shows that were promoted in the press.
Basically, the Art Center was born as a museum of art tracings, with a
collection that placed special emphasis on ancient art, specifically on
European art. The operation may have seemed strange in the middle of the 20th
century, when modern art museums were appearing, and collections of tracings or
ancient sculptures seemed to lose vigor. Based on this observation, my
objective will be to present the reasons that led the Montevidean
Municipality to carry out this project, which was completed in a relatively
short period of time. The strong pedagogical mission that was attributed to the
project was undoubtedly one of the reasons that the process was quick and
successful. The mission centered on the idea that knowledge of art history was
a basic component in the education of citizens, as well as on the certainty
that European and Western art were cultural moulds
for Uruguayans.
Keywords: museums, tracings, Montevideo, Municipality.
Resumo: O artigo apresenta as ações realizadas
pela comuna montevideana entre 1951 e 1964, com o objetivo de criar um Centro
de Arte, que foi a semente do Museu de História da Arte, atualmente MuHAr. O
conselheiro municipal para as artes plásticas, o arquitecto Fernando García
Esteban liderou o referido processo, que envolveu a compra de peças no
estrangeiro, a recepção de donativos e empréstimos, bem como a organização de
exposições e mostras que foram divulgadas através da imprensa. . O Centro de
Arte nasceu basicamente como um museu de vestígios, com um acervo que dava
especial ênfase à arte antiga e, sem dúvida, à arte europeia. Uma operação que
pode parecer estranha em meados do século XX, quando nasceram os museus de arte
moderna e as coleções de traçados ou esculturas antigas pareciam perder vigor.
Com base nessa observação, meu objetivo será apresentar os motivos que levaram
a Prefeitura de Montevidéu a apoiar um projeto que foi concluído em um período
de tempo relativamente curto. A forte missão pedagógica que foi atribuída ao
projeto foi, sem dúvida, uma das razões pela qual o processo foi breve e
bem-sucedido. Uma missão centrada na ideia de que o conhecimento da história da
arte era um componente básico na formação dos cidadãos, bem como na certeza de
que a arte européia e ocidental era a matriz cultural dos uruguaios.
Palavras-chave: museus, traçados, administração,
Montevidéu.
1. El
museo en contexto
El Uruguay de mediados del siglo XX, vivió un proceso de
fortalecimiento del estado benefactor, proceso iniciado durante el primer
batllismo (1903-1929). La fuerte presencia del estado a través de la
elaboración de políticas públicas, legislación social y laboral, marcó una
impronta que llegó también al campo de la cultura. Se desarrolló un proceso de
monumentalización de la ciudad a través de la construcción de edificios gubernamentales
y de la erección de monumentos que no solamente referían a la historia
nacional, sino que además incorporaban, como veremos, réplicas de famosas
esculturas europeas antiguas y renacentistas. Un proyecto fuertemente anclado
en la vida urbana y principalmente capitalina, con la mirada atenta a los
procesos culturales europeos y que fue consecuente con la percepción de que el conocimiento
del arte europeo era ncesario para desplegar y potenciar el cosmopolitismo
uruguayo[1].
El medio siglo trajo una nueva legislación laboral y social, acompañada por un
aumento en la matrícula escolar y liceal y la consagración de la autonomía
universitaria a partir de 1958. En 1945
se creó la Facultad de Humanidades y Ciencias, que contó entre 1946 y 1959, con
la docencia de Jorge Romero Brest, figura señera en el mundo del arte
rioplatense del período. En 1951, Romero Brest propuso la creación de una
Licenciatura de Historia del Arte que no llegó a concretarse, pero generó un
ambiente propicio para discutir la formación académica de la disciplina. Como
estudió Tello[2],
Fernando García Esteban y Leopoldo Artucio, alumnos de Romero Brest,
participaron del proyecto. La revista Ver
y Estimar (1948 - 1955), dirigida por el historiador argentino, fue un
importante actor en la difusión del arte y en especial del arte moderno en el
Río de la Plata. La publicación también contó con García Esteban como
colaborador.[3]
En ese medio siglo, el gobierno comunal tuvo una intensa
actuación en el campo cultural, creando instituciones y promoviendo distintas
acciones. Entre ellas se puede apuntar la red de bibliotecas barriales, muchas
de las cuales contaban con salas de arte[4].
En ese período se crearon el Salón Municipal de Artes Visuales (1940), la Comedia
Nacional (1947) y el Planetario Municipal (1955). También se dio apoyo a
fiestas populares como el carnaval, a través de la promoción de concursos y
tablados barriales. La compra de obras de arte, algunas de ellas importantes
réplicas de consagradas esculturas europeas, para ubicarse en el espacio
urbano, tuvo como objetivo el embellecimiento de la ciudad y la formación
artística de los ciudadanos[5].
En ese contexto de acción y promoción cultural, es que la intendencia
montevideana llevó adelante la creación del Centro de Arte. García Esteban en
un artículo del Suplemento Dominical “El
Día” explicitaba los objetivos de la acción municipal:
La copia del monumento de Verrocchio, en todo perfectamente igual al
original, como también las reproducciones de las dos menudas estatuas etruscas,
han sido ejecutadas por cuenta del Municipio de la ciudad de Montevideo, que
con ellas adornará una plaza y la sala de un museo en la capital del Uruguay,
demostración indiscutible de elevadísima civilidad por parte de una
administración preocupada de la educación artística de sus ciudadanos,
esforzádose para que gloriosas obras de arte de lejanas regiones contribuyan al
goce estético y a crear un gusto crítico de cerca de un millón de habitantes[6].
El gusto, el goce estético, al que refiere García Esteban,
eran conceptos desarrollados en el mundo occidental a partir del siglo XVIIII,
asociados al conocimiento del arte antiguo considerado canon indiscutible. El
gusto no era una condición inherente al hombre, sino que había que cultivarlo a
partir del conocimiento de las obras, el estudio erudito, la lectura.
Es por lo dicho, que la formación de museos fue en ese
sentido una de las estrategias pedagógicas más sostenidas por parte de los estados
a lo largo del siglo XIX. Museos especializados en distintas áreas pretendían
formar a los ciudadanos estética y cuturalmente a la vez que relataban el
pasado común que fortalecía el sentido de pertenencia a la nación[7].
,En Uruguay, el primer museo fue el Museo Nacional, creado tempranamente en
1837 y que dio origen en 1911 a tres nuevas instituciones: el Museo Nacional de
Historia Natural, el Museo Histórico Nacional y el Museo Nacional de Bellas
Artes. En esa oportunidad, las colecciones se dividieron según los criterios
que se manejaban entonces, por lo que las colecciones arqueológicas pasaron a
integrar el Museo de Historia Natural. La pinacoteca del antiguo Museo Nacional
se dividió entre el Museo Histórico y el de Bellas Artes. En el Museo
Histórico, se conservaron obras referidas a acontecimientos históricos, que
pudieran acompañar un relato museográfico centrado en la historia nacional.[8]
El Museo de Bellas Artes, instalado desde entonces en el Pabellón de Higiene
del Parque Urbano[9],
conservó, entre otras, obras referenciales de Juan Manuel Blanes, considerado
el máximo artista nacional del siglo XIX. También incorporó, calcos que
llegaron del Museo Británico y del Louvre, que convivieron con obras de
pintores uruguayos.[10]
El Museo de Bellas Artes vio crecer su acervo con la incorporación de las obras
premiadas en los Salones Nacionales desde 1937 y con sucesivas donaciones.[11]
En el ámbito municipal, el primer museo se abrió en 1915
en la Quinta de Sienra, con la intención de conformar un acervo referido a la
historia de la ciudad de Montevideo.[12]
En 1935 se inauguró el Museo Municipal de Bellas Artes Juan Manuel Blanes,
ubicado en la Quinta de Raffo-García de Züñiga-Morales, comprada en 1929 por la
comuna y acondicionada por el arquitecto Eugenio Baroffio para su nueva función.
El núcleo original de su colección fue la donación realizada por Alejo Rossell
y Rius y su esposa Dolores Pereira en 1912, colección que se encontraba hasta
entonces provisoriamente distribuida en otras instituciones[13].
Las obras premiadas en los Salones
Municipales desde 1940, se integraron al
acervo del Museo Blanes y como sucedió con el Museo de Bellas Artes, sucesivas
donaciones hicieron crecer la colección. En el Subte Muncipal, en el subsuelo
de la recientemente creada Plaza Fabini, se instaló como ya mencionamos, el
Museo Circulante Municipal de Arte, en el que se presentaron muestras
temporales y la biblioteca de consulta de Historia del Arte.[14]
Como estudió extensamente Carolina Porley,[15]
los museos estatales montevideanos, aumentaron considerablemente su acervo a
partir de la donación de coleccionistas privados. En el contexto conmemorativo
del primer Centenario, ingresaron a los museos públicos, colecciones
conformadas por particulares con un objetivo pedagógico y civilizador, cuyo
destino era traspasar el espacio privado para integrarse al acervo de los museos
públicos. Un coleccionismo «movido por la proyección pública de sus logros».[16]
Obras de arte, documentos, bibliotecas, colecciones iconográficas, objetos que
podrían servir a la construcción de un relato nacional, integraron varios de
esos conjuntos cuyo destino se dividió entre los distintos museos mencionados.
En ese contexto, el Centro de Arte, tuvo un origen muy distinto. Si en la
mayoría de los museos montevideanos la base de la colección fue la donación y
no la compra,[17]
en el caso del Centro de Arte hubo una compra importante que realizó la comuna
en 1951 a través de la llamada Misión
García Esteban. A las obras
adquiridas, se sumaron piezas llegadas de otras instituciones del estado que
también habían sido compradas en distintos momentos de la historia del país.
Las obras incorporadas por donaciones de coleccionistas particulares fueron un
porcentaje menor que en el caso de los anteriores museos.
2. Inventar
un museo.
Fernando García Esteban (1917-1982)[18]
fue arquitecto, docente, historiador y crítico de historia del arte y como
asesor de artes plásticas de la comuna fue el gestor del proceso que condujo a
la creación de un Museo de Historia del Arte de la intendencia montevideana[19].
Crear
el museo supuso varias acciones. En primer lugar la conformación de un acervo
de obras que, como era su cometido, presentara un recorrido de los principales
momentos de la historia del arte. Podríamos iniciar ese proceso en 1951, con la
Misión García Esteban y paralelamente
con la recepción de obras provenientes de otras instituciones y museos
públicos.
En
simultáneo con ese proceso de confrmación del acervo, se dio forma a la
institución, lo que implicó darle un
nombre, crear una imagen de identidad, realizar muestras periódicas y gestionar
un local adecuado para realizarlas, así como editar publicaciones y difundirlas.
El primer nombre de la colección fue Galerías de Historia del Arte y desde 1959
se utilizó el término Centro de Arte. Se usó como logotipo el dibujo de un
ánfora griega, lo que puede sugerir el valor fundacional que se dio a ese
período de la historia del arte[20]. Hasta 1964, como señalamos
anteriormente, la colección funcionó en una sede provisoria en la calle Uruguay
1194, en la que se expuso parte de la colección y se realizaron muestras
temporales entre 1957 y 1964.
La
difusión de las actividades del Centro se hizo a través de artículos de prensa
y de la publicación de catálogos, los cuales resultaron ser la principal fuente utilizada para reconstruir
el período que nos ocupa y escribir el presente texto. Los artículos de prensa
son casi todos escritos por García Esteban. Los catálogos, publicados por el Consejo
Departamental de Montevideo. Centro de Arte, no siempre indican el nombre del
autor, pero atendiendo al rol que García Esteban tuvo en la gestión del Centro,
podemos inferir que aún sin registrar autoría, hayan sido escritos por él. Es
por ello que en el texto, atribuyo como autor de los catálogos
al arquitecto García Esteban ya que la actuación de otros profesionales para
temas y exposiciones puntuales se consignó puntualmente. En ese sentido, fueron
convocados los Profes. Raúl Campá Soler y Luis Bausero,
especialistas en prehistoria uruguaya y cerámica antigua respectivamente, para
escribir en los catálogos y publicar notas en la prensa referidas a sus
especialidades. Por otra parte García Esteban tenía
una forma de escritura propia, que se reconoce en la importante cantidad de
textos, libros y artículos que publicara.
La difusión de las
actividades del Centro fue presentada por García Esteban en artículos publicados en el Suplemento dominical “El Día”, medio de muy amplia circulación
nacional.
2.1. Sistematización y conceptualización del acervo
En
mayo de 1951 la intendencia montevideana creó los Pabellones de Historia del
Arte, previendo su ubicación en los pisos menos uno y menos dos del ala Noroeste
del Palacio Municipal una vez que el edificio fuera inaugurado. García Esteban,
quien se encontraba en Europa gozando de una licencia con goce de sueldo, fue
encargado de «la elección y adquisición en
los mercados europeos, de reproducciones de obras» para la nueva institución. Debía además investigar sobre «el estudio de instalación
arquitectónica de Museos»[21]. Ello suponía conocer las
condiciones edilicias de los museos, la forma de presentación de las obras y
las propuestas didácticas o de difusión del acervo que llevaban adelante. Los
artículos escritos en el diario El Día
como consecuencia de estos viajes, según veremos más adelante, presentaron
reflexiones y preocpaciones en este sentido.
En el
mismo acto en que se encargaba la compra, se solicitaba a los cuerpos
diplomáticos uruguayos en varios países europeos (Suiza, Francia, Italia,
Alemania, Suecia, Países Bajos, Gran Bretaña y España) que apoyaran la gestión
y alojaran las obras adquiridas antes de ser enviadas al Uruguay. La partida
asignada para las compras fue de 15.000 pesos uruguayos, solicitándose al Banco
República que fijara un cambio favorable[22] para la compra de dólares, ya
que al ser compras realizadas en el exterior, esa sería la moneda de transacción[23]. En octubre de ese año ya se
habían adquirido las piezas y García Esteban solicitó 2500 pesos uruguayos para
los gastos de embalaje y envío, monto que fue autorizado por lo que las piezas
no demoraron en llegar.[24]
El
resultado de la Misión García Esteban,
fue la adquisición de doscientas once obras, según consigna el Registro del Inventario General del Acervo
Artístico del Centro de Arte[25], que puede consultarse en el Archivo del MuHAr. Las piezas compradas
fueron esculturas, relieves escultóricos, arte mobiliar y artefactos
utililitarios en el caso de la prehistoria, de los que se indicaba que eran
calcos directos del original en yeso patinado. García Esteban insistió
reiteradamente en cuanto a buscar calcos que fueran tomados directamente del
original, como modo de garantizar la calidad de la obra.
En todos los
casos en los que se trata de transposiciones de obras famosas se buscó mantener
el real dimensionado de las distintas piezas artísticas y la justa relación con
sus pátinas, colores y con texturas
propias del material. Los originales se alternan con esas copias y pretenden
ubicarse, por reacción, con mayor sentido documental al fijar una directa
medida comparativa. También –y cuando fue posible- las réplicas se mantuvieron
con el mismo material primitivo y en primeras versiones, para mejor fidelidad
del modelado.[26]
Las
piezas adquiridas por García Esteban, fueron principalmente material
prehistórico, obras del mundo greco latino y de cercano oriente y en menor
medida de la Edad Media. La adquisición se hizo en los talleres de Fallani
(Roma), Renato Funcioni (Nápoles), F. Marinelli (Florencia), Museo de calcos
Escuela de Artes y Oficios (Florencia), Mercatelli (Roma), Calcografía del
Louvre (París), Museo Saint-Germain (Laye).. En artículos y catálogos publicados
en esos años, García Esteban señaló que también se compraron obras en Egipto,[27] España y Países Bajos.[28]
La
compra de piezas en el exterior por parte de la intendencia no fue excepcional
en el período. La comuna compró réplicas
de esculturas clásicas y renacentistas para ubicar en la capital. A la réplica
en bronce de El David, adquirido en 1929 en la Fundición Ferdinando Marinelli, siguió
la compra en 1951, en la misma fundición, de El Idolino, el Gatamelatta y el
Colleoni. También allí se compraron réplicas reducidas del Gatamelatta, del
Colleoni, la Minerva etrusca de Arezzo y el Idolino, destinadas al Centro de
Arte. [29]
Paralelamente
se adquirieron piezas para el Museo Municipal J. M. Blanes. En 1961 la comuna
financió una expedición al yacimiento Catalán Chico (Artigas), liderada por el
arqueólogo Raúl Campá que tuvo como consecuencia el ingreso de una importante
colección de piezas prehistóricas del Uruguay. La profesora Isabel Gandola fue
encargada en 1962 de adquirir piezas precolombinas en Méico, Guatemala, Costa
Rica y Perú[30].
A
partir de 1952, año en que empezaron a llegar las piezas adquiridas en Europa, se
organizaron regularmente exposiciones que presentaban las nuevas obras. Siendo el
objetivo de la operación claramente pedagógico, el arquitecto, advertía que las piezas adquiridas no llegaban a completar
un panorama acabado de la historia universal ya que algunos períodos no estaban
representados por obras. Las ausencias fueron cubiertas por otras colecciones de calcos que
existían en el país desde principios de siglo y que fueron llegando al Museo en
calidad de donación o préstamo.
El
primer aporte fue del Museo de
Bellas Artes, que formó probablemente la primera colección de calcos del país con
una intención didáctica. Allí había una Sección de
Escultura Comparada ubicada en el Gran Salón[31] creada a partir de la adquisición de vaciados
de yeso en el Museo del Louvre y la Escuela de Bellas Artes de París en 1912.[32] En 1910, quien sería el primer director del MNBA, el pintor Domingo
Laporte, realizó un catálogo de las obras existentes en la Sección Bellas Artes[33]. En el mismo ubicaba en el sector de esculturas,
varios relieves del Partenón y una Cariátide (donadas por el Dr. Alberto Nin en
1895), así como vaciados en yeso del original de obras como la Venus de Milo o
el Galo Moribundo cuyos originales se encuentran en el Museo del Louvre y
Capitolino de Roma respectivamente. El Museo
de Bellas Artes expuso en sus primeras décadas de vida, calcos antiguos que
alternaban con obras de artistas nacionales y europeos.
Entre 1951 y 1962, el MNBA permaneció cerrado al público. Ubicado en el
antiguo Pabellón de Higiene, presentaba problemas edilicios y resultaba pequeño
para el incremento de obras que estaba recibiendo, obras principalmente de
autores uruguayos. En febrero de 1961, como actividad que anunciaba su próxima reapertura,
organizó la muestra 100 años de Pintura
de Uruguay. 1830-1930, expuesta en el Subsuelo del Palacio Municipal.[34] Cuando reabrió en setiembre de 1962 había incrementado sustancialmente
sus colecciones principalmente con arte nacional,[35] por lo que los antiguos calcos encontraron un
mejor destino en el proyecto municipal. Los catálogos que publicara el
Centro de Arte dieron cuenta de éste préstamo:
Pero
aún merece mayor destaque la cesión temporaria, hecha por el Museo Nacional, de
su amplia colección de calcos; se trata de más de trescientas piezas, algunas
de gran tamaño y notable fidelidad. Es una serie singularmente rica en la
Antigüedad clásica, la etapa renacentista, el Barroco y el siglo XIX; estos últimos capítulos
estaban, precisamente, poco representados en el Centro de Arte y con dichas
obras se colma espléndidamente aquella carencia. [36]
El Archivo del MuHAr conserva el listado de calcos de yeso que llegaron al
Centro de Arte provenientes del MNBA. Relieves y esculturas antiguas, elementos
decorativos de arte islámico, son algunas de las treinta piezas que incluía el
registro.[37] En
esos casos, las piezas llegaron en calidad de préstamo o cesión, al menos esas
son las palabras que registra la documentación existente en el archivo del
Museo y los catálogos de las exposiciones temporales. La Noche de Miguel Angel fue la única pieza que se registró como
donación y fue realizada por la Escuela de Bellas Artes, la segundaa instiución
involucrada en lla formación del acervo.[38]
En tercer lugar, se
incorporaron en 1966 piezas provenientes de la
Facultad de Arquitectura del Uruguay. La institución había reunido una primera
colección de calcos antiguos por razones pedagógicas. La enseñanza de las
Bellas Artes requería un entrenamiento en el que se copiaban modelos de dibujo,
obras de arte antiguas y por supuesto modelos de yeso. Por ello todas las
instituciones de enseñanza contaban con réplicas de sirvieran a la formación de
los estudiantes.[39] El Concejo de la Facultad de
Arquitectura, en sesión del 11 de mayo de 1966, cedió en custodia ciento
noventa calcos a la Intendencia montevideana.[40] Si bien el préstamo fue en el
año 1966, cuando el Centro de Arte se ubicaba ya en el Palacio Municipal, el
proceso revela igualmente una revisión de las colecciones, sus usos y
relocalizaciones. Los calcos, principalmente piezas arquitectónicas (capiteles,
cornisas, columnas, etc.), habían sido modelos necesarios en una forma de enseñanza que estaba dando paso
a nuevas estrategias pedagógicas. La arquitectura moderna aspiraba a superar
los lenguajes historicistas y desarrollar programas que reflejaran un mayor
compromiso social.[41]
Las
circunstancias mencionadas anteriormente en relación a los proyectos
institucionales que el MNBA, la Facultad de Arquitectura o la Escuela de Bellas
Artes estaban desarrollando, fueron favorables al proyecto que la comuna y
García Esteban tenian para la creación de un Centro de Arte. García Esteban fue riguroso al
momento de registrar las respectivas procedencias de las piezas, indicando en
los catálogos publicados aquellas piezas que eran préstamo, adquisición o
donación. De hecho varias de las exposiciones
del período tuvieron como objetivo principal ir presentando las nuevas incorporaciones.
Así lo señalaba el arquitecto:
… en forma
periódica se realizan exhibiciones de las accesiones recientes. No contienen,
como es lógico coherencia de planteo didáctico o de organización de conjunto.
La razón fundamental estriba en la intención de mostrar al público lo que, para
el museo, constituye novedad. [42]
Como
vemos, la mayor parte de la colección fue comprada por la propia comuna o remitida
en calidad de préstamo o donación por otras instituciones públicas. García
Esteban también recurrió a coleccionistas particulares solicitando préstamos
para muestras puntuales. En todos los casos quienes prestaron piezas y por
supuesto quienes las donaron, fueron rigurosamente registrados. Sin duda con la
intención de alentar a otros coleccionistas a actitudes similares. Decía el
arquitecto:
Los museos
necesitan, para ser, de la intervención directa del particular. En Montevideo,
esta acción es limitada, pero ello resulta, también, de la escala reducida en
que toda empresa cultural se desarrolla dentro del medio. Además, debe irse
creando, todavía la conciencia de la colaboración espontánea: en la medida que
tiene, aquí se ejemplifica.[43]
Las
donaciones y préstamos de coleccionistas particulares no fueron extensas, pero
igualmente estuvieron presentes. El legado más importante del período fue la
colección Pereira Anavitarte. El Prof. Juan A Pereira Anavitarte, fallecido tempranamente
en 1957, tenía una breve pero singular colección de obras de arte
principalmente del período colonial. Como registra el catálogo que acompañó la
muestra de su donación, el destino de las mismas según voluntad del
coleccionista, fue que incrementaran el acervo comunal:
… desde un
principio y sin urgencias, sintió el generoso deseo de que a la hora de su
muerte, esas pertenencias artísticas debian pasar a un Museo público: que esa
era la obligación moral de un ciudadano; que así podía contribuir con su
esfuerzo personal y en la más amplia manera, a la cultura de su país. No hacía
alarde de este propósito y en su voluntad testamentaria dispuso, simplemente,
que aquellas de las obras que formaban parte de su colección y tuvieran valor
destacado pasaran a integrar las colecciones museográficas comunales.[44]
La
colección Anavitarte incorporó al museo obras de un período que no estaba
contemplado en las primeras adquisiciones, que fueron principalmente de arte
europeo, producto de la Misión García
Esteban y de las piezas llegadas de las instituciones mencionadas. El canon
en materia de arte era el mundo europeo, el estudio del arte colonial o
precolombino recién se estaba iniciando.
En
1961 se registraron en los catálogos la donación que hiciera el Sr. Raúl
Varela de una pieza original de alfarería
griega y la realizada por un donante anónimo de siete piezas, calcos de
originales del arte mesopotámico y clásico. En 1963 se registró la donación de
un esmalte original renacentista de la familia Bacchetti[45]. El propio García Esteban
donó en 1961 una serie de piezas arqueológicas egipcias y mesopotámicas, varias
de las cuales se registran como originales.[46]
Entre
los nombres de coleccionistas que prestaron obras para distintas muestras
encontramos a Francisco Matto (cuarenta y dos piezas), José Pedro Argul,
Abelardo Sáez Sanguineti, Benigno Ferrario y Rodriguez Albir todos ellos para
la muestra Algunos Dioses del antiguo
Egipto, piezas que se registran como originales.[47] El Sr. Mirko Eduardo Sors
prestó piezas para la muestra sobre escritura cuneiforme.[48] En la Exposición de Arte Precolombino prestaron obras Samuel Niszt,
Galería Arte Bella, Francisco Matto y Raúl Campá Soler, quien fue además el
responsable de clasificar las obras y elaborar los textos explicativos de la
muestra y del catálogo.[49] La exposición de 1958, Pintura antigua italiana siglos XIV a XVIII, contó mayoritariamente
con obras que eran préstamos de coleccionistas particulares, principalmente el
Sr. José Bacchetti, seguido de Juan B. Pons, Ferrer Regoyos y Arnoldo Meerhoff
y Alberto Domínguez Cámpora.[50]
En
1957, el Centro también organizó la muestra de la colección de cerámicas antiguas
traída por el Ing. Luis Andreoni a fines del siglo XIX y comprada por el Estado
en 1900. La colección tuvo como destino el único museo existente, el Museo
Nacional y se trasladó en 1911 al Museo Nacional de Historia Natural. La
colección nunca había sido exhibida, hasta que en 1957, el Prof. Luis Bausero,
convocado como especialista en el tema, las clasificó y estudió. A partir de
este estudio, Bausero publicó una serie de artículos en el Suplemento dominical “El Día”, en que presentaba algunas piezas de
la colección y aportaba valiosa información sobre la alfarería antigua. Si bien
la colección siguió formando parte del acervo del Museo de Historia Natural, su
primera exhibición en el Subte municipal, fue consistente con todas las
acciones que el Centro Municipal estaba implementando.
A la
extensa colección de calcos, se sumó la formación de un Gabinete Municipal de
Estampas, cuyo origen fue un poco anterior a la creación del Centro de Arte. La
matriz del mismo, fue la colección de grabados y litografías adquiridas por el
Prof. Adolfo Pastor[51] en París, piezas centradas en
el siglo XIX y XX. El conjunto se vio enriquecido por la compra que autorizó el
Concejo Municipal para la adquisición de grabados anteriores al siglo XIX.[52]
Mencionemos
por último una colección que generó expectativas en algunos uruguayos, pero
cuya adquisición no llegó a concretarse, me refiero a la colección del cónsul
honorario uruguayo en Florencia, Gilberto Fraschetti Rui. Fraschetti Rui, había tenido una
activa participación en la compra de las piezas realizadas en la fundición
Marinelli, desde la compra de El David en 1929, hasta las adquisiciones de la Misión García Esteban. En 1955 Fraschetti
falleció en Florencia, dejando una importante colección de arte de más de 1600
piezas. En una nota de prensa, Guido Manzini[53] presentaba imágenes de
algunas de las obras: ánforas griegas, búcaros etruscos, cofres y tallas
medievales, armas, esculturas renacentistas, eran algunos de los tesoros que
Fraschetti Rui tenía en su casa y que mostraba a los visitantes, muchos de
ellos uruguayos, según consignaba el cronista. Manzini afirmaba:
… la colección
que ha dejado, en su fueron íntimo esperaba que un día pudiera ser puesta a
disposicipon de sus compatriotas en Montevideo”, y agregaba “se ha perfilado en
los últimos meses la posibilidad de que alguna corporación cultural uruguaya
quiera aseguránrsela definitivamente ya que, si tal proyecto no llegara a
poderse realizar, corre el riesgo de dispersarse, perdiéndose su significado y
la importancia esencial.
La
ansiada compra no se realizó y la colección Fraschetti permaneció en Italia.
Las
gestiones, discusiones y trayectorias mencionadas hasta el momento, muestran claramente
que hubo en la década del cincuenta, un fuerte interés por incorporar al acervo
y al espacio público, ejemplos de arte europeo. Las múltiples acciones llevadas
adelante así lo muestran: compra, recepción de donaciones, puesta en valor de
colecciones no expuestas anteriormente, articulación con otras instituciones y
con colecciones particulares para presentar obras en muestras temporales o
recibir donaciones. El
conocimiento de otros museos que tuvo García Esteban a raíz de viajes a Europa
y Estados Unidos, le confirmó lo imprescindible del vínculo que debía haber
entre el museo público y los coleccionistas privados. Así lo expresaba en 1960:
«No se puede pensar en
museos si no existe la conciencia pública de su necesidad y la colaboración
necesaria del particular ».
[54]
2.2 El Centro de Arte en marcha
Todo
el proceso mencionado en el apartado anterior, tenía como objeto, según
explicitara en varias oportunidades García Esteban dar forma al futuro Centro
de Arte a ubicarse en el Palacio Municpal, edificio por entonces en proceso de
construcción. Desde 1952, al regresar de la Misión,
que le ocupó varios meses, García Esteban publicó algunos artículos en el Suplemento Dominical “El Día” en los que
anunciaba las compras y la próxima llegada de las piezas. Siendo su objetivo
eminentemente pedagógico, las exposiciones se iniciaron antes que estuviera inaugurado
el edificio municipal. Las primeras muestras fueron en la sala de exposiciones
del Museo Circulante Municipal (Subterráneo). La realizada en junio de 1954,
mereció un artículo en el suplemento mencionado, acompañado de fotografías que
muestran las piezas, casi todas esculturas y a una veintena de estudiantes del
Instituto de Profesores Artigas que la visitaban[55]. Al año siguiente se hicieron
en el Subte otras «exposiciones didácticas»: 600 años de Pintura, El Impresionismo francés (ciclo de tres
muestras, Los precursores, los impresionistas, los post-impresionistas), a las
que se sumaron muestras en «salitas vecinales de arte» [56] (Cerro, Cerrito de la
Victoria, Villa Dolores).[57]
En diciembre
de 1957 se abrieron las Galerías de Historia del Arte en la calle Uruguay 1194,
en una casa antigua de patios de claraboya, que podía ser visitada de martes a
domingo de 17 a 21 hs., previendo horarios especiales a convenir con
instituciones educativas.
Las
exposiciones como mencionamos, fueron acompañadas por breves catálogos. Entre
1954 y 1964, se relevaron veinte catálogos, dieciocho existentes en el archivo
del MuHAr y dos en una colección particular. Dos de ellos no tienen fecha[58], pero al ser la dirección registrada en los mismos la calle
Uruguay, se datan como anteriores a 1964. A los veinte catálogos que presentan
exposiciones temporales, deben sumarse otras ocho exposiciones temporales que
quedaron registradas o bien en notas de prensa o en los propios catálogos que
informan sobre pasadas o futuras muestras. Provisoriamente registramos entonces
entre 1954 y mayo de 1964 veinticocho exposiciones temporales[59], de duración breve, casi todas
estuvieron abiertas un mes. La duración breve, seguramente se debió
probablemente a qué se estaba en una etapa transicional de formación del museo
que quedaría instalado una vez que se terminara su sede definitiva en el
edificio municipal aún en construcción. La sede de la calle Uruguay siempre se
presentó como provisoria y las piezas exhibidas eran pocas en relación al
acervo que se estaba formando, pero permitían difundir un proceso que estaba en
marcha.
Los
catálogos referidos a exposiciones temporales, son publicaciones casi siempre breves
de uno o dos pliegos, con algunas imágenes en blanco y negro, datos de algunas
de las piezas exhibidas y comentarios que aportan a la comprensión de la obra.
La exposición de escritura cuneiforme[60] y la dedicada a dioses del
Antiguo Egipto,[61] presentan la obra de arte como
recurso para acercarse a la historia de los sumerios y de los egipcios, por lo
que en ellos hay información histórica y se cita una bibliografía actualizada,
algo que no sucede en las otras publicaciones en que no hay bibliografía citada.
En el caso de la muestra Algunos dioses
del Antiguo Egipto, García Esteban advertía que la muestra estaba «ordenada
didácticamente» y se excusaba de no poder
presentar todo el panteón egipcio por carecer de piezas que representaran a
algunos dioses. La exposición fue extensa a juzgar por las piezas señaladas en
el catálogo: ushebtis[62], amuletos, colgantes,
estatuillas, relieves, algunos pertenecientes al Centro de Arte, otras a
coleccionistas que las prestaron para la muestra. La exposición temporaria La escritura cuneiforme también mereció
una publicación más extensa (ocho páginas) en las que se presentaba a los
sumerios tomando como bibliografia dos obras editadas el año anterior en
Estados Unidos[63], revelando una vez más la
bibliografía actualizada que manejaba el arquitecto.
García
Esteban advirtió en más de una oportunidad que la colección se centraba
principalmente en «formas de bulto o relieve», más difíciles de encontrar en otros museos
montevideanos que se dedican, decía el arquitecto, a expresiones artísticas «desarrolladas en el plano». Es cierto que en el arte antiguo, la pintura es
mucho más escasa que la escultura o la arquitectura y en el caso del arte
griego inexistente salvo en las cerámicas. No obstante lo cual, García Esteban
tenía una consideración especial por la escultura a la que consideraba una
expresión artística más dificil de comprender: «un arte hermético, el más contenido y complejo para la apreciación y fuente
maravillosa de emociones».[64]
2.3 Estrategias para difundir y enseñar el arte:
formando públicos
En
1960, con motivo de un viaje a Estados
Unidos, García Esteban publicó extensas crónicas en las que informaba y
comentaba sobre los museos que visitaba. El recién inaugurado Museo Guggenhemim
de Nueva York, le mereció comentarios sobre su arquitectura y los criterios de
exhibición. Los comentarios propios se apoyaron en autores y críticos
contemporáneos.[65] La crónica referida a la Galeria
Nacional de Washington, no se detuvo solamente en la arquitectura, sino que
además comentó amplia y elogiosamente las
actividades culturales del museo: conciertos, distintos modalidades de
visitas guiadas, pulicación de catálogos y reproducciones de obras para la
venta.[66] Lecturas y viajes, abonados
por su propia experiencia docente, le dieron una perspectiva clara en cuanto a
que la principal función del Centro era eminentemente didáctica. Ese era el
sentido para crear una colección de obras que en definitiva estaba compuesta,
como ya señalamos, mayoritariamente por réplicas. Una colección cuya función pedagógica
en una escuela de arquitectura o de arte, ya no parecía ser relevante, pero que
cobraba nuevo impulso pensada en otro escenario y dirigida a amplios públicos,
compuestos no solamente por estudiantes de bellas artes, como señalaré más
adelante. El objetivo era divulgar la historia del arte, decía García Esteban
en 1962, de esa forma «el público
montevideano que años atrás fue asiduo concurrente al Museo Nacional y que
añora la visión nueva, la continuada frecuentación de esta colección, tendrá
oportunidad de volver a observar algunas de dichas piezas y no en condiciones
óptimas de montaje».[67]
Para
lograr ese objetivo, era necesario, creía el arquitecto, contar con un número
suficiente de piezas que pudieran mostrar la evolución de la historia del arte
desde la prehistoria hasta el presente. Una historia lineal que se apoyaba en
una secuencia cronológica era la forma en que se presentaban las colecciones de
calcos en la mayoría de los museos europeos. Las culturas americanas, ya fueran
prehistóricas o coloniales, no se integraban a ese relato, sino que
generalmente se alojaban en otros museos: arte sacro para el arte colonial,
museos etnográficos, antropológicos o de historia natural para el mundo
precolombino.
El
conocimiento histórico, que se apoyaba en un conocimiento erudito y racioal, no
debía dejar de lado la dimensión emocional y sensorial que el arte transmite al
espectador. En ese sentido, señalaba García Esteban: la «frecuentación de las obras
de arte, enriquecen la sensibilidad para el acto estimativo»,[68] apuntan a la comprensión de
las obras y a la formación de públicos. La réplica cuando es buena, permite
apreciar las dimensiones, las texturas, la pátina que imita adecuadamente el
material, siendo por tanto una experiencia muy superior a la de la reproducción
fotográfica. Así lo planteaba en un artículo de prensa:
Grave es,
entonces, que en nuestro medio no exista un Museo orgánico vivo, que exponga a
la consideración pública el resultado de la formidable experiencia artística
mundial y permita, por tanto la complementación de la enseñanza artística, no
sólo en vista de la formacion de los creadores, sino también de los estudiosos
de los simples dilettantes o de la masa popular.[69]
Era
necesario, afirmaba, « formar al hombre normal y corriente», ya que «
no existe arte sin público que lo aprecie».[70] La formación del ´gusto´ debia
iniciarse en la infancia, algo que pocas veces sucedía. El contacto con el arte
por parte de los niños, se ve reducido a reproducciones de mal gusto, ‘cuadros
de comedor’, escribía García Esteban. «El gustador, como el artista, deben
formarse, madurar, aguzar su expíritu: lograr la aptitud que el fenómeno
artístico requiere para su cumplimento. Pero el hombre está abandonado a sus propias
fuerzas en tal sentido»[71] el museo es por tanto una
institución necesaria. El público que participa del mundo del arte debe ser
educado, por ello los textos que acompañaban los breves catálogos presentaban
información para «
orientar al visitante”[72], según palabras del propio
arquitecto.
Una
de las exposciónes que atendió la misión didáctica en forma más cabal fue la anteriormente
mencionada “Exposición didáctica ‘el
Grabado’”, realizada en la sala del Subte en 1956. El catálogo inusualmente
extenso, contaba con cincuenta páginas. En él no solamente se incluía el
listado de obras expuestas, además se explicaban pormenorizadamente las
técnicas y se presentaba reproducciones de algunas obras, así como del espacio
expositivo. Las imágenes muestran paneles explicativos con la historia del
grabado, obras encuadradas en la pared (ordenadas en tres secciones: grabado
universal, artistas uruguayos y clubes de grabado) vitrinas con herramientas e
incluso un sector de la sala en la que se había montado un taller que permitía
dar clases y hacer demostraciones públicas de la técnica.[73]
Queda
claro, que el Centro llevó adelante variadas estrategias para convocar
públicos: alentó las visitas de estudiantes previendo horarios especiales a
coordinar con los docentes, difundió las muestras a través de artículos en la
prensa, e inclusive en un interesante ejercicio de descentralización, realizó
en 1956, muestras llamadas específicamente «exposiciones didácticas» que fueron realizadas en las «salitas
vecinales de arte» (en barrios populares
como el Cerro, Cerrito de la Victoria o Villa Dolores).[74]
Conclusiones
Los
años cincuenta del siglo XX fueron tiempos en los que la historia del arte fue
un tema presente en el mundo académico y cultural. Se discutió la creación de
una Licenciatura en Historia del Arte, se recuperaron cerámicas griegas que no
habían sido expuestas, se compraron colecciones en misiones llevadas adelante
por funcionarios municipales, se recibieron donaciones. Las colecciones de
calcos y réplicas de arte antiguo que existían en Montevideo fueron
relocalizadas en función de las nuevas necesidades y perspectivas desde las que
se pensaba la enseñanza de las artes y la arquitectura y se reformulaban los
museos. El creciente interés por el arte moderno y por el arte uruguayo, que fueron
dando forma al Museo de Bellas Artes J.M. Banes y al Museo Nacional de Bellas
Artes, habilitó la posibilidad de contar con piezas que enriquecieran el
proyecto del Centro de Arte.
La
vida del Centro de Arte mostró ser activa en cuanto a la cantidad de
exposiciones que se realizaron, en el centro de la ciudad y en los barrios. Los
contactos con actores locales fueron fructíferos, no solamente para incrementar
el acervo, sino también para poder presentar al público exposiciones más
completas, con piezas que formaban parte del espacio privado del coleccionista.
Instituciones nacionales y organismos Internacionales como la UNESCO[75] o los servicios culturales de
la Embajada Británica[76] fueron convocados exitosamente
para presentar nuevas muestras. El objetivo pedagógico del Centro fue
consistente con sus acciones, por ejemplo flexibilizar los horarios de apertura
de la sala para que pudiera ser visitada por docentes con sus estudiantes. El
público al que se apuntó no fue únicamente el de estudiantes de enseñanza
formal en sus distintos niveles, sino que hubo una explícita intención por
formar el gusto del ciudadano común, publicando catálogos didácticos y difundiendo el acervo y las muestras a través
de medios de comunicación de amplia circulación como el Suplemento dominical “El Día”. García Esteban creía que la
apareciación de arte, requería una formación y frecuentación de las obras. La
sensibilidad, afirmaba «se va enriqueciendo y haciéndose cada ve más aguda a
medida que el aporte cultural es mayor». [77]
El
Centro convocó a especialistas como Luis Bausero o Raúl Campá Soler para
catalogar e investigar obras de períodos de los que eran referentes.
La
creación del Centro, producto de una sumatoria de piezas que tenían distintas
procedencias, conformó, en el proyecto de García Esteban, un programa
específico con una identidad propia. El sentido del conjunto estaba claramente
pensado y definido y como tal fue gestionado por el arquitecto. No eran solo
objetos, sino objetos sistematizados, ordenados, y presentados de un modo muy
especifico, que era el de los museos modernos que García Esteban había conocido
en Europa y Estados Unidos. Instituciones que actuban como dinamizadores
culturales a través de estrategias de difusión de su acervo, realización de
muestras temporales o visitas didácticas.
Si
bien García Esteban fue el gestor del proyecto, en función de su cargo como
asesor municipal, hubo muchos actores que sostuvieron y acompañaron la
propuesta. La recepción que la propuesta tuvo en el ámbito municipal, pone de
manifiesto el lugar que un sector de la sociedad uruguaya, daba al arte y al
arte europeo en la formación cultural de los ciudadanos.
Referencias
bibliográficas
Aguirre,
Imanuel. Teorías y prácticas en Educación
artística. España: Octaedro-EUB, 2005.
Aguerre,
Enrique. “Centenario del MNAV”. en Centenario
del MNAV. Erlich, Ricardo “et. al”.
12-25 Montevideo: MNAV/MEC, 2011.
Bausero,
Luis. Los vasos antiguos del Museo de
Historia Natural de Montevideo. Montevideo: Museo de Historia Natural, 1963.
Bausero,
Luis. Patrimonio, Restauración y artes
del fuego. Montevideo: Libros de la Academia, 1998.
Castilla,
Américo. El museo en escena. Política y
cultura en América Latina. Buenos Aires: Paidós, 2010.
Concejo Departamental de Montevideo. Exposición didáctica, “el Grabado”. Catálogo de obras. Plan de
actos, 5 junio al 5 de julio de 1956. Montevideo: 1956.
Concejo
Departamental de Montevideo, Galerías de Historia del Arte, Pintura antigua italiana. Siglos XIV-XVIII,
agosto-setiembre de 1958. Montevideo: 1958.
Concejo
Departamental de Montevideo, Centro de
Arte, julio-agosto de 1959. Montevideo: 1959.
Concejo
Departamental de Montevideo, Centro de Arte. Exposición temporarial. Algunos dioses del Antiguo Egipto,
julio-agosto de 1959. Montevideo: 1959.
Concejo
Departamental de Montevideo, Galerías de
Historia del Arte, octubre-noviembre 1959. Montevideo: 1959.
Concejo Departamental de Montevideo, Centro de
Arte. La escritura cuneiforme, agosto
de 1960. Montevideo, 1960.
Concejo
Departamental de Montevideo. XI Exposición temporaria. Esculturas y dibujos de
Henry Moore. Exposición organizada en colaboración con el Concejo Británico y
bajo los auspicios de la Embajada del Reino Unido de Gran Bretaña en el
Uruguay, octubre noviembre, 1960.
Montevideo: 1960.
Concejo
Departamental de Montevideo. Centro de Arte,
Accesiones recientes. Adquisiciones. Donaciones, Marzo-abril. De 1961.
Montevideo: 1961.
Concejo Departamental
de Montevideo, Centro de Arte. Grabados XV al XIX, junio- julio 1961. Montevideo:
1961.
Concejo Departamental
de Montevideo, Centro de Arte, La escultura en el Renacimiento italiano, 1.ª
serie, julio de 1962. Montevideo: 1962.
Concejo
Departamental de Montevideo, Centro de Arte, Accesiones recientes. Adquisiciones. Donaciones. Préstamo,.
marzo-abril.1963. Montevideo: 1963.
Concejo
Departamental de Montevideo. “El Egipto Faraónico. Exposición auspiciada por el
comité permanente Oriente-Occidente. UNESCO”, mayo, 1964. Montevideo: 1964.
Concejo Departamental
de Montevideo, Centro de Arte, Muestra temporaria. Pinturas y grabados europeos
de los siglos XVI al XVIII, setiembre-octubre 1964. Montevideo: 1964.
Concejo
Departamental de Montevideo, Galerías de Historia del Arte. 24 de junio al 27
de julio. Montevideo: s/f.
Concejo
Departamental de Montevideo. Galerías de Historia del arte. Catálogo de obras. Montevideo: s/f.
Concejo Departamental
de Montevideo. Centro de Arte. Remito indicando obras prestadas por la Facultad
de Arquitectura al Centro de Arte para la Exposición “Arte Crisiano
e islámico antiguo”. Archivo del MuHAr.
Concejo
Departamental de Montevideo, Galerías de Historia del Arte. Exposicion
temporaria. Arqueología y arte
Precolombinos. Las Altas culturas suramericanas. Exposicion realizada con
parte del acervo propio y préstamos de colecciones particulares. 24 de junio al
27 de julio. Montevideo: s/f
Gallipoli,
Milena. «El horizonte de la copia. Calcos escultóricos y educación artística»,
en Ernesto de la Cárcova, ed. Malosetti
Costa, Laura, 63-68. Buenos Aires: Amigos de Bellas Artes, 2016.
García
Esteban, Fernando. “Obra cultural de la Intendencia Municipal de Montevideo.
Las Galerías de Historia del Arte”, Suplemento dominical “El Día “. 31 de agosto de 1952.
García
Esteban, Fernando. “El público de las exposiciones”, Suplemento dominical “El Día”, 10 de agosto de 1952.
García
Esteban, Fernando. “Exposición en el Subterráneo Municipal”, Suplemento Dominical “El Día”, 11 de
junio de 1954.
García
Esteban, Fernando. Teoría general del
arte. Montevideo: Medina, 1958.
García
Esteban, Fernando. “El museo Guggenheim de Nueva York”, Suplemento Dominical “El Día”, 26 de junio de 1960. .
García Esteban, Fernando. “Galería Nacional
de Washington. DC”, Suplemento Dominical
“El Día”, 13 de noviembre de 1960.
García
Esteban, Fernando. Panorama de la pintura
uruguaya contemporánea. Montevideo: Alfa, Colección Carabela, 1965.
García
Esteban, Fernando. Artes Plásticas del
Uruguay en el siglo veinte. Montevideo: Universidad Publicaciones, 1970.
Gobierno Municipal.
Intendencia. Boletín Municipal. No. 503, Montevideo: mayo
de 1951.
Gobierno
Municipal, Intendencia. Boletín Municipal. No. 504, Montevideo: junio de
1951.
Gobierno
Municipal, Intendencia. Boletín Municipal. No. 508, Montevideo: octubre
de 1951.
Gobierno
Municipal. Intendencia. Boletín Municipal. No. 510, Montevideo: diciembre
de 1951.
Gutiérrez
Viñuales, Rodrigo. (2010). “Baroffio y la estatuaria pública. Apuntes
históricos, implicaciones urbanísticas y debates estéticos” en Eugenio Baroffio. Gestión urbana y
arquitectónica. 1906 -1956, dir. Ramón Gutiérrez, 89-102. Montevideo: Farq. Udelar/Cedodal, 2010.
Hib,
Ana. “La mirada de Ver y Estimar sobre la actividad plástica en el Uruguay” en Arte de posguerra. Jorge Romero Brest y la
revista Ver y Estimar. Ed. Giunta, Andrea y Malosetti Costa, Laura,
153-170. Buenos Aires: Paidós, 2002.
Islas,
Ariadna. “Uruguay. Museo abierto: Recuperación de otras historias/historias
otras en los relatos posibles de la Nación”. Revista Museos. (2011): 14-23.
Jiménez
Blanco, María Dolores. Una historia del
museo en nueve conceptos. España: Cátedra, 2014.
Junta
Departamental Montevideo. Boletín de
Actas de la Junta Departamental de Montevideo, Acta No. 1617, Montevideo: 1961.
Kalenberg,
Ángel. “Intimidades a la vista. Un exdirector de un museo de arte en lucha con
la memoria”, en Centenario del MNAV, Erlich,
Ricardo “et. al”, 26-59. Montevideo: MNAV/MEC, 2011.
Laporte,
Domingo. Museo Nacional, Catálogo de la
Sección Bellas Artes, Archivo Laporte. Caja 01859. Museo Histórico
Nacional. Diciembre 2021.
Manzini,
Guido. “La colección artística
Fraschetti Rui”, Suplemento dominical “El
Día”, 31 de enero de 1955.
Museo
Nacional de Bellas Artes. Nómina de
calcos destinados a Dirección del Centro de Artes y Letras del Concejo
Departamental de Montevideo, Noviembre 1961, Archivo MuHAr.
Nudelman,
Jorge. “El efecto 1952”, Vitruvia.
Año 2. No. 2. Instituto de Historia de la Arquitectura. Facultad de
Arquitectura. Udelar, diciembre de 2015: 15-31.
Pérez
Mondino, Cecilia. “Dos expresiones de las políticas culturales del Partido
Colorado : el Sodre y la Comedia Nacional”, en Colorados, coord. Buquet, Daniel, Chasquetti, Daniel, y Monestier, Felipe, 193-201. Montevideo:
Crítica, 2021.
Pivel
Devoto, Juan. Catálogo descriptivo del
Museo Nacional de Bellas Artes, tomo 1. Montevideo: Museo Nacional de
Bellas Artes, 1966.
Porley,
Carolina. El coleccionista. Fernando
García y su legado al Estado uruguayo. Montevideo: Estuario, 2019.
Registro
del Inventario General del Acervo Artístico del Centro de Arte, 1951.
Tello
D’Elia, Cecilia. “La question mal posée. Jorge Romero Brest y la historia del
arte en Uruguay”. Armiliar (N.° 3), Facultad de Bellas Artes. Universidad
Nacional de La Plata. (11 mayo 2019). Recuperado 20.2.2022
https://www.academia.edu/39224969/La_question_mal_pos%C3%A9e_1_Palabras_clave
Tomeo,
Daniela. Fernando García Esteban: entre
la crítica y la historia del arte. Colección Avances de Investigacion.
Montevideo: FHYCE. Udelar, 2010.
Tomeo,
Daniela. Enseñar hstoria del arte a mediados del siglo XX. Fernando García
Esteban, el aula y el museo. Anales del
Instituto de Profesores Artigas. 2da época. Montevideo: ANEP/ IPA, 2011.
303-310.
Weigle,
Juan Carlos. “Breve Historia del Museo Municipal de Bellas Artes Juan Manuel
Banes”. Revista del Museo Municipal de
Bellas Artes Juan Manuel Blanes. Volumen I. No. 1. Montevideo: Consejo departamental
de Montevideo, 1958: 3-4.
Para
citar este artículo / To reference
this article / Para citar
este artigo
Tomeo, Daniela. “Antes del MuHAr: Fernando
García Esteban y la creación del Centro de Arte”. Humanidades:
revista de la Universidad de Montevideo, nº
14, (2023): 185-210. https://doi.org/10.25185/14.8
El autor es
responsable intelectual de la totalidad (100 %) de la investigación que
fundamenta este estudio.
Editor
responsable Damiano Teri damianotieri@gmail.com
[1] Cecilia Pérez Mondino, “Dos expresiones de las políticas culturales del
Partido Colorado: el Sodre y la Comedia Nacional”, en Colorados, coord. Daniel
Buquet, “et al.”, (Montevideo: Crítica, 2021).
[2] Cecilia Tello, “La question mal posée. Jorge
Romero Brest y la historia del arte en Uruguay”, Armiliar, Facultad de Bellas Artes. Universidad Nacional de La
Plata, N.° 3, (11 de mayo de 2019).
[3] Ana Hib,
“La mirada de Ver y Estimar sobre la actividad plástica en el Uruguay”
en
Arte de posguerra. Jorge Romero Brest y la
revista Ver y Estimar, ed. Andrea
Giunta y Laura Malosetti Costa, (Buenos Aires: Paidós, 2002).
[4] En 1951 había quince bibliotecas barriales de
las cuales nueve tenían además una sala de arte. En el Palacio Municipal se ubicaba el
Servicio Municipal de Bibliotecas Circulantes. En el Museo Circulante Municipal
de Arte (actual Subte), había una biblioteca especializada en historia del arte
(Gobierno Municipal. Intendencia. Boletín Municipal. No. 510, diciembre de 1951).
[5] Rodrigo Gutiérrez Viñuales, “Baroffio y la
estatuaria pública. Apuntes históricos, implicaciones urbanísticas y debates
estéticos”, en Eugenio Baroffio. Gestión urbana y
arquitectónica. 1906 -1956, dir.
Ramón Gutiérrez (Montevideo: Farq. Udelar/Cedodal, 2010).
[6] Fernando García Esteban, ‘Nuestro Colleoni? En
Florencia. Suplemento Dominical “El Día”,
20 de enero de 1952.
[7] Américo Castilla, El museo en escena. Política y cultura en América Latina. (Buenos
Aires: Paidós, 2010); Ma. Dolores Jiménez Blanco, Una historia del museo en nueve conceptos. (España: Cátedra, 2014).
[8] Ariadna Islas,
“Uruguay. Museo abierto: Recuperación de otras historias/historias otras
en los relatos posibles de la Nación”, Revista Museos, (2011).
[9] El edificio sufrió sucesivas ampliaciones y reformas
y sigue siendo la sede del actual Museo Nacional de Artes Visuales.
[10] Juan Pivel Devoto, Catálogo descriptivo del Museo Nacional de Bellas
Artes, tomo 1. (Montevideo: Museo
Nacional de Bellas Artes, 1966).
[11] Carolina Porley, El coleccionista. Fernando García y su legado al
Estado uruguayo. (Montevideo: Estuario.2019), Enrique
Aguerre, Centenario del MNAV en Ricardo Erlich “et.al”. (Montevideo: MNAV/MEC , 2011).
[12] Es el actual Museo Histórico ubicado en el Cabildo de Montevideo.
[13] Juan Carlos Weigle, “Breve Historia del Museo
Municipal de Bellas Artes Juan Manuel Banes”, Revista del Museo Municipal de Bellas Artes Juan Manuel Blanes.
Volumen I. No. 1, (1958).
[14] Gobierno Municipal. Intendencia.
Boletín Municipal. No. 510,
diciembre 1951.
[15] Porley, “El coleccionista”.
[16] Porley, “El coleccionista”, 404.
[17] Porley, “El coleccionista”.
[18] Hib, “La mirada de ver y estimar”, Tello, “La question mal
posee”, Daniela Tomeo, Fernando García
Esteban: entre la crítica y la historia del arte, Colección Avances de
Investigacion.(Montevideo: FHYCE. Udelar. 2010), Daniela Tomeo, “Enseñar
hstoria dela rte a mediados del siglo XX. Fernando García Esteban, el aula y el
museo”, en Anales del Instituto de
Profesores Artigas. (2da época. Montevideo: ANEP/ IPA, 2011).
[19] Museo de Historia del arte, MuHAr. En
1964 el Centro de Arte se instaló en el piso uno y medio del edificio municipal
y en 1971 se ubicó definitivamente en el Subsuelo de la Intendencia
montevideana, en Ejido 1326 esquina 18 de Julio.
[20] En 1977, cuando García Esteban se jubiló, todavía se llamaba Centro de
Arte y su imagen aún era una cerámica griega.
[21] Gobierno Municipal. Intendencia. Boletín Municipal. No. 503, mayo de 1951, 11444.
[22] Entre 1939 y 1959 hubo en el Uruguay una política de Control de
Cambios, por lo que el precio del dólar era fijado por el Banco República,
generando una segmentación del mercado cambiario. Por esta razón, cada vez que
la Intendencia compraba una obra en el exterior en dólares, debía solicitar al
Banco República que fijara una tasa favorable, argumentando el beneficio que
tendrían dichas compras para la cultura nacional.
[23] Gobierno Municipal, Intendencia.
Boletín
Municipal. No. 504, junio de 1951, 11620
[24] Gobierno
MunicipaL, Intendencia. Boletín Municipal. No. 508, octubre de 1951.
[25] Registro del Inventario General del Acervo Artístico del Centro de
Arte, 1951.
[26] Concejo Departamental de
Montevideo. Galerías de Historia del arte. Catálogo
de obras. s/f.
[27] Concejo Departamental de Montevideo, Centro de Arte, julio-agosto de 1959.
[28] Concejo Departamental de Montevideo, Centro de
Arte, Accesiones recientes. Adquisiciones. Donaciones, Marzo-abril de
1961.
[29] Ver Gutiérrez VIñuales, “Baroffio y la estatuaria pública”.
[30]
https://muhar.montevideo.gub.uy/node/84/colecciones-arqueologicas-y-etnograficas-americanas-de-la-intendencia-de-montevideo Disponible 18.1.2021.
[31] Pivel Devoto, “Catálogo descriptivo”.
[32] Aguerre, “Centenario del MNAV”.
[33] Domingo Laporte, Museo Nacional,
Catálogo de la Sección Bellas Artes. Archivo
Laporte. Caja 01859. Museo Histórico Nacional. Diciembre 2021.
[34] Aguerre, Centenario
del MNAV.
[35] En 1969 fue nombrado como director el Prof. Ángel Kalenberg quien
definitivamente afirma la institución como un museo de arte moderno y principal
custodio de la plástica nacional. (Ángel Kalenberg,, “Intimidades a la vista.
Un exdirector de un museo de arte en lucha con la memoria”, en Centenario del MNAV, Ricardo Erlich “et.
al”., (Montevideo: MNAV/MEC.2011).
[36] Concejo Departamental de Montevideo, Centro de
Arte, Accesiones recientes.
Adquisiciones. Donaciones, Marzo-abril de 1961.
[37] Museo Nacional de Bellas Artes. Nómina
de calcos destinados a Dirección del Centro de Artes y Letras del Concejo
Departamental de Montevideo, Noviembre 1961, 1
[38] Concejo Departamental de Montevideo, Centro de
Arte, Accesiones
recientes. Adquisiciones. Donaciones, Marzo-abril de 1961.
[39] Imanol Agiurre, Teorías y prácticas en Educación artística, (España: Octaedro-EUB,
2005); Milena Gallipoli, «El horizonte de la copia. Calcos escultóricos y
educación artística», en Ernesto de la
Cárcova, ed. Laura Malosetti,
(Buenos Aires: Amigos de Bellas Artes, 2016).
[40] Concejo Departamental de
Montevideo. Centro de Arte. Remito indicando obras prestadas por la Facultad de
Arquitectura al Centro de Arte para la Exposición “Arte Crisiano e islámico
antiguo”. Archivo del MuHAr.
[41] Jorge Nudelman, “El efecto
1952”, Vitruvia. Instituto de Historia
de la Arquitectura. Facultad de Arquitectura. Udelar Año 2. No. 2, (diciembre 2015).
[42] Concejo Departamental de
Montevideo, Centro de Arte, Accesiones
recientes. Adquisiciones. Donaciones, marzo-abril de 1961.
[43] Concejo Departamental de Montevideo, Centro de Arte, Accesiones recientes. Adquisiciones.
Donaciones. Préstamo,. marzo-abril.1963.
[44] Concejo Departamental de Montevideo, Galerías de Historia del Arte, octubre-noviembre 1959.
[45] Concejo Departamental de Montevideo, Centro de Arte. Accesiones recientes. Adquisiciones.
Donaciones. Préstamo, marzo-abril de 1963.
[46] Junta Departamental Montevideo. Boletín de Actas de la Junta Departamental de Montevideo, Acta No.
1617, 1961.
[47] Concejo Departamental de Montevideo, Centro de Arte, Exposicion temporarial. Algunos dioses del
Antiguo Egipto, julio-agosto de 1959.
[48] Concejo Departamental de Montevideo, Centro de Arte. La
escritura cuneiforme, agosto de 1960. Las piezas prestads por el Sr. Sors
fueron dos tablillas un cilindro grabado y su impresión y ocho sellos de
piedra, atribuídos al período sasánida.
[49] Concejo Departamental de Montevideo, Galerías de Historia del
Arte. 24 de junio al 27 de julio. s/f
[50] Concejo Departamental de Montevideo, Galerías de Historia del
Arte, Pintura antigua italiana. Siglos
XIV-XVIII, agosto-setiembre de 1958.
[51] Adolfo Pastor (1898-1983) fue grabador e ilustrador
uruguayo, primer docente del
taller de grabado de la Escuela de Bellas Artes y luego director de la
institución. Obtuvo becas oficiales de perfeccionamiento en Europa en 1949 y
1955.
[52] Concejo Departamental de Montevideo, Centro de Arte. Grabados
XV al XIX, junio- julio de 1961.
[53] Guido Manzini (desde Florencia especial para El Día), “La colección
artística Fraschetti Rui”, Suplemento
dominical “El Día”, 31 de enero de 1955.
[54] Fernando García Esteban,
“Galería Nacional de Washington”,
Suplemento Dominical “El Día”, 13 de noviembre de 1960.
[55] Fernando García Esteban, “Exposición en el Subterráneo Municipal”, Suplemento Dominical “El Día”, 11 de
junio de 1954.
[56] Las salitas vecinales se encontraban junto a las Bibliotecas barriales.
[57] También en 1956 se realizó la Exposición didáctica “El
Grabado” (Concejo Departamental de Montevideo. 5 junio al 5 de julio de 1956.
[58] Concejo Departamental de Montevideo, Galerías de Historia del
Arte. Exposicion temporaria. Arqueología
y arte Precolombinos. Las Altas culturas suramericanas. Exposicion
realizada con parte del acervo propio y préstamos de colecciones particulares.
24 de junio al 27 de julio. s/f y Concejo Departamental de Montevideo. Galerías
de Historia del arte. Catálogo de obras.s/d
[59] Ver listado al final del artículo.
[60] Concejo Departamental de Montevideo, Centro de
Arte. La escritura cuneiforme, agosto
de 1960.
[61] Concejo Departamental de Montevideo, Centro de Arte, Exposicion temporarial. Algunos dioses del Antiguo Egipto,
julio-agosto de 1959.
[62] Los ushebtis
son pequeñas estatuillas que acompañaban el ajuar funerario, ampliamente
difundidas durante el Imperio Nuevo.
[63] En 1960 García Esteban había viajado a Estados
Unidos.
[64] Fernando García Esteban, Teoría general del
arte. (Montevideo: Medina, 1958), 60.
[65] Fernando
García Esteban, “El museo Guggenheim de Nueva York”, Suplemento Dominical “El Día”, 26 de junio de 1960.
[66] Fernando García Esteban, “Galería Nacional de Washington.
DC”, Suplemento Dominical “El Día”, 13 de
noviembre de 1960.
[67] Concejo Departamental de Montevideo, Centro de Arte, La escultura en el Renacimiento
italiano, 1.ª serie, (julio de
1962).
[68] Fernando García Esteban, Teoría general del arte, (Montevideo, Medina, 1958), 30.
[69] Fernando García Esteban. “Obra cultural de la Intendencia
Municipal de Montevideo. Las Galerías de Historia del Arte”, Suplemento dominical “El Día “, 31 de agosto de 1952.
[70] Fernando García Esteban, “El público de las exposiciones”, Suplemento dominical “El Día”, 10 de
agosto de 1952.
[71] Fernando García Esteban, “El público de las exposiciones”, Suplemento dominical “El Día”, 10 de
agosto de 1952.
[72] Concejo Departamental de Montevideo, Centro de Arte, Muestra temporaria. Pinturas y grabados europeos de los siglos XVI al XVIII,
setiembre-octubre 1964.
[73] Concejo Departamental
de Montevideo, Exposición didáctica, “el
Grabado”. Catálogo de obras. Plan de actos, 5 junio al 5 de julio de 1956.
[74] Información registrada en Concejo Departamental de
Montevideo. Exposición didáctica, “el
Grabado”. Catálogo de obras. Plan de actos, 5 junio al 5 de julio de 1956.
[75] Concejo Departamental de Montevideo. “El
Egipto Faraónico. Exposición auspiciada por el comité permanente
Oriente-Occidente. UNESCO” , mayo, 1964.
[76] Concejo Departamental de Montevideo. XI
Exposición temporaria. Esculturas y
dibujos de Henry Moore. Exposición organizada en colaboración con el
Concejo Británico y bajo los auspicios de la Embajada del Reino Unido de Gran
Bretaña en el Uruguay, octubre- noviembre, 1960.
[77] García Esteban, “Teoría general del arte”.