Humanidades: revista de la Universidad de Montevideo, nº 17, (2025): e174. https://doi.org/10.25185/17.4
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Artículos
Educación ambiental desde un enfoque de bien común. Virtudes
para la sostenibilidad como propuesta para el desarrollo sostenible
Environmental education from a common
good approach. Sustainable virtues as a proposal for sustainable development
Educação
ambiental a partir de uma abordagem
de bem comum. Virtudes sustentáveis como proposta para o
desenvolvimento sustentável
Manuel Alejandro
Gutiérrez González
Universidad Anáhuac Querétaro, México
manuel.gutierrezgon@anahuac.mx
ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-0799-5421
Edna Cristina
Figueroa García
Universidad Tecnológica de Querétaro, México
efigueroa@uteq.edu.mx
ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-9616-7109
Juan Manuel
Vizcaíno Arredondo
Universidad Tecnológica de Querétaro, México
jvizcaino@uteq.edu.mx
ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-3220-4820
Recibido:
24/09/2024 - Aceptado: 10/02/2025
Resumen: La educación para la sostenibilidad ha cobrado relevancia en la
literatura académica, a partir
de ella se han propuesto algunos planes de acción para trabajar; sin embargo,
no se han obtenido los resultados esperados, seguimos teniendo muchos problemas
económicos, sociales y medioambientales. La propuesta que se presenta en este
escrito es a través del enfoque
de bien común, específicamente, la dimensión de la humanidad. Con base en esta dimensión, se proponen las virtudes para la sostenibilidad
desde la perspectiva de segunda persona. El artículo se divide en tres
apartados: en el primero se aborda la teoría de las dinámicas de bienes comunes
y sus dimensiones; en el segundo, se explica qué son las virtudes desde una perspectiva de segunda persona; y, por
último, cómo se pueden explicar las virtudes para la sostenibilidad desde los
dos apartados anteriores.
Palabras clave: Bienes comunes, virtudes sostenibles, ética de las virtudes medioambientales, virtudes ecológicas,
perspectiva de segunda persona, educación ambiental.
Abstract: Education for sustainability has gained
relevance in the academic literature, from it some action plans have been
proposed to work; however, the expected results have not been obtained, we
still have many economic, social and environmental problems. The proposal
presented in this paper is through the common good approach, specifically, the
dimension of humanity. Based on this dimension, the virtues for sustainability
from the second person perspective are proposed. The article is divided into
three sections: the first deals with the theory of the dynamics of common goods
and its dimensions; the second explains what virtues are from a second-person
perspective; and finally, how virtues for sustainability can be explained from
the two previous sections.
Keywords: Common Goods, Sustainable Virtues,
Environmental Virtue Ethics, Environmental Virtues, Second Person Perspective,
Environmental Education
Resumo: A educação para a sustentabilidade
ganhou relevância na literatura acadêmica, a partir
dela foram propostos alguns planos de ação; no entanto, os resultados esperados não
foram alcançados, ainda enfrentamos muitos
problemas econômicos, sociais
e ambientais. A proposta apresentada neste artigo é por meio da abordagem do bem comum, especificamente, a dimensão da humanidade. Com base nesta dimensão, são propostas
as virtudes para a sustentabilidade a partir da
perspectiva da segunda pessoa. O artigo está dividido
em três seções: a primeira trata da teoria da dinâmica dos bens comuns e suas dimensões;
a segunda explica o que são as virtudes a partir de uma perspectiva de segunda pessoa;
e, finalmente, como as virtudes para a sustentabilidade podem ser
explicadas a partir das duas seções
anteriores.
Palavras-chave: Bens
Comuns, Virtudes Sustentáveis,
Ética das Virtudes Ambientais, Virtudes Ambientais, Perspectiva da Segunda Pessoa, Educação Ambiental.
Introducción
Paul Valery, en su
discurso en la Academia Francesa, afirmó que las virtudes habían muerto o
estaban a punto de extinguirse.[1]
Actualmente, las virtudes parecen ser un concepto vacío que no se comprenden cabalmente y, si se habla de ellas, se les llega a
definir como un hábito bueno o como el justo medio. A finales del siglo pasado,
las virtudes han comenzado a resurgir en las discusiones éticas; empero, siguen sin
ser conceptos que se usan en el habla común. El término más
cercano a virtudes, y que no significan lo mismo ni son sinónimos, es el de
valor. Este concepto se encuentra, normalmente, en las filosofías
institucionales o en las discusiones morales.
Si bien, las virtudes
éticas o cardinales tienen su inicio desde Platón y Aristóteles, la
ética de las virtudes medioambientales tiene sus inicios en el
siglo XXI. La primera aparición de este tipo de virtudes es con el artículo de Cafaro, quien menciona que los eticistas
medioambientales se han enfocado en los derechos y obligaciones de las personas
y no en un enfoque de virtudes.[2]
Entre 2018 y 2022, la producción científica en este tema ha aumentado, pero no
ha sido un aumento significativo, pues cada año se publican entre 3 o 4
artículos sobre el tema.
La propuesta que se
hace en este artículo tiene sus fundamentos en el enfoque de bienes comunes.[3]
Este enfoque
menciona que cada comunidad crea y recrea ciertos bienes comunes de base, los cuales le dan identidad; asimismo, para poder medir estos
bienes comunes, Nebel y Medina-Delgadillo proponen cinco detonadores
normativos; a saber, agencia, gobernanza, justicia, estabilidad y humanidad.[4]
Por otro lado,
Figueroa-García et al. –tomando como base el enfoque de bien común– analizaron
cuáles son las relaciones entre los bienes comunes de base en municipios
(estado de derecho, solidaridad, educación, trabajo y cultura)[5]
y el comportamiento de consumo sustentable.[6] Ahí se concluye que
la relación entre el consumo sustentable y la solidaridad tiene una
preponderancia significativa. A partir de este estudio, surge la pregunta
“¿cómo una persona puede tener un consumo sustentable?”. Una conclusión puede
ser que a través de la educación las personas reunidas en sociedad pueden ser más
sustentables;[7]
sin embargo, por más que se intervengan en los planes de estudio con cursos y
capacitaciones sobre el tema esto no ha cambiado. En efecto, una posible
respuesta a esto es que la educación se ha enfocado en una cuestión
especulativa, cuando en realidad es netamente ética (dentro del obrar y la praxis humana) y, específicamente, a través de hábitos (colectivos).
Es por ello que en
este trabajo, para dar una respuesta a la pregunta “¿cómo formar en la
educación ambiental?”, se propone el siguiente esquema: en primera instancia,
abordar el enfoque de bienes comunes; en segunda instancia, se aborda el tema
de las virtudes desde una perspectiva de segunda persona; en tercer lugar, después de analizar los
bienes comunes y las virtudes, se discuten algunas virtudes medioambientales
desde una perspectiva de bien común.
1. Enfoque de bien común
Así como el concepto
de virtud tiene una nueva vitalidad en las discusiones políticas, sociales y,
sobre todo, académicas,[8]
sucede lo mismo con el concepto de bien común.[9] Si bien, este
concepto tiene una fundamentación metafísica, éste se desarrolla y
se conoce desde la práctica, esto significa que el bien común es un
principio de acción social-político. En efecto, Aristóteles ya mencionaba que existían realidades que
se conocen haciéndolas (πρᾶξις)
gracias a que se circunscribe en el ámbito de la moral; además, el bien común
se puede teorizar porque en el ámbito de la ética se tiene
el conocimiento de la razón práctica.[10]
El enfoque de bien
común tiene su fundamento en la metafísica y, dado que el bien común se realiza
en la acción, tiene su conocimiento en el ámbito de la razón especulativa. Según este enfoque, toda acción tiene tres elementos: el sujeto,
el objeto y el escenario. Dado que el bien común no es un trabajo individual,
el sujeto de la acción es una comunidad específica que concibe, crea y mantiene
al objeto; éste (el objeto) es un bien que da orden y beneficia a la comunidad;
el escenario son las circunstancias en las que se encuentra la comunidad para
crear en el tiempo ese bien común específico.[11]
Para que una
comunidad pueda crear, mantener y perfeccionar o recrear un bien común
específico existen cinco dimensiones detonadoras del bien común: agencia,
gobernanza, justicia, estabilidad y humanidad. La agencia se concibe como la
libertad individual y colectiva que se tiene para deliberar y trabajar por el
bien común específico; la gobernanza es cómo los miembros de la comunidad se
organizan y establecen mecanismos para trabajar por el mismo; la justicia
permite distribuir ese bien común equitativamente entre los miembros de la
comunidad; la estabilidad es mantener en el tiempo y perfeccionar ese bien
común; por último, la humanidad busca perfeccionar al individuo a través de todas las
dimensiones de las dinámicas de bien común.[12]
Nebel y
Medina-Delgadillo y Sedmak, consideran la dimensión
de humanidad como un resultado del enfoque de bienes comunes.[13]
Si bien, un efecto del bien común es tener un bienestar o ciertas mejoras
económicas, sociales y políticas, en realidad, cuando alguien vive dentro del ethos
del bien común, no sólo se beneficia de ese bien compartido específico, sino
que su bien individual se llega a cumplir de manera más sencilla y, además, el
individuo se perfecciona. Es por esta razón, que no se puede reducir el bien
común a bienestar, pues una persona que vive dentro de este ethos puede
obtener ciertos beneficios, empero no necesariamente se sigue que puede ser una
mejor persona, porque puede afectar a toda la vida social.
Los bienes comunes
que se consideran para poder tener el resultado sistémico
(humanidad/virtudes ecológicas) son los denominados commons
problematizados por Hardin y desarrollados por Ostrom[14]; en pocas palabras
podemos referirnos a los recursos naturales que encontramos en el medio
ambiente. Si bien, una parte del enfoque que adoptamos dice que los bienes
comunes se crean,[15]
en esta situación particular como seres humanos no creamos estos bienes
naturales sino sólo podemos custodiarlos, gobernarlos, mantenerlos,
distribuirlos equitativamente y, en estos tiempos que se han explotado y
degradado, nos toca regenerarlos. Dicho de otra forma, las comunidades
políticas crean ciertos bienes comunes bajo los cuales se reúnen y organizan
(como podría ser la educación, la salud, la seguridad, entre otros). El
problema con los bienes comunes que encontramos en el medio ambiente (el aire,
el agua, los bosques, etc.), es que nosotros no los creamos, sino que ya están
antes que nosotros y nos reunimos alrededor de esos bienes comunes para generar
más bienes materiales; sin embargo, muy pocas personas ayudan a regenerarlos y
no todos podemos mejorar el agua, la tierra, el aire, los bosques.
Regresando a la
dimensión de humanidad, Sedmak observa cuáles son las
capabilidades que propone Sen y Nussbaum y, a partir
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, propone
una lista no exhaustiva ni limitativa de capabilidades
que se pueden desarrollar desde las dinámicas de bienes comunes.[16]
Podemos notar que una de las capabilidades que
propone Nussbaum, y que está relacionada con los bienes comunes que se han
mencionado, es “otras especies”. Una de las capabilidades
que propone Sedmak es «depender de las circunstancias externas»;[17] esto significa que,
como seres humanos, vivimos en un medio ambiente y dependemos de los recursos
naturales, es decir, que no podemos ser ni hacernos ajenos.
Ahora bien, las capabilidades no forman disposiciones en el ser humano, es
por ello que se considera como habitus en el
sentido de Bourdieu o como expectativas estándares de comportamiento.[18]
Como observa Capdevielle, Bourdieu trata de resolver la aparente aporía entre
lo objetivo y subjetivo de los hábitos: por un lado, la objetividad vendrá gracias a la sociedad
haciendo que la persona viva conforme a ciertas expectativas; por otro lado, la
subjetividad se expresa a través de las disposiciones (percepción y apreciación) de su actuar.[19]
Gracias a estas disposiciones, a las condiciones y experiencias pasadas, el habitus tiende a las prácticas futuras (conatus)
el cual es independiente de la situación en la que se encuentre.
De cualquier modo,
sucede que hay sociedades (objetividad) donde se espera de la persona que tenga
ciertas disposiciones contra los bienes comunes. Por ejemplo, es común que
muchas personas de una colonia tiren sus residuos en las banquetas de las
calles, que en muchos hogares no se reciclen o separen los residuos, o que se
tenga más de un coche para poder moverse en la ciudad para ir al trabajo o
escuela. ¿Todas estas actividades, a pesar de que sean objetivas, también son los
comportamientos que esperaría una sociedad/comunidad? La respuesta no es
sencilla pues, por un lado, la respuesta lógica sería “no” porque muchos no
quieren que el aire esté más contaminado, así como que el suelo no esté contaminado por los residuos o que se generen plagas; por otro
lado, es un “sí”, y esto se puede comprender desde el enfoque de bienes
comunes, pues si las personas de la comunidad no gobiernan, no aplican la
justicia y no mantienen los bienes comunes, el resultado de estas dinámicas será una peor
humanidad.
Nuestro objetivo no
es desarrollar completamente la teoría de capabilidades
y del habitus en Bourdieu, tal vez se hagan
muchos reduccionismos, pero queremos conservar lo central de las teorías para observar por qué no satisfacen completamente la perfección en el ser humano a través del bien común. Es
por ello, que proponemos las virtudes desde la perspectiva de
segunda persona que, a continuación, explicamos.
1. Virtudes
desde la perspectiva de segunda persona
En otra parte se ha
abordado completamente toda esta propuesta,[20] aquí sólo
esbozaremos esta teoría para poder complementarla con las dinámicas de bienes
comunes y las virtudes sostenibles. Hay que enfatizar, desde este inicio, que
no trataremos las virtudes desde la concepción de carácter o rasgo/característica, que es
más propia de la psicología moral; esto debido a que es reducir el rico bagaje que tiene el concepto de virtud, como
veremos a continuación.
Uno de los teóricos
importantes sobre el tema de virtudes es Aristóteles.[21] En la Ética encontramos que una
definición de virtud es hábito. Aristóteles considera que el hábito es
un accidente propio del ser humano, el cual está relacionado con el accidente
de cualidad; es decir, es una cierta disposición que podemos adquirir, lo que
nos hace cualitativamente buenos o malos: adquirimos una segunda naturaleza.
Ahora bien, el tema de la virtud no queda sólo en esa definición, pues existen
otras cinco definiciones que da para comprender la virtud son: 1) areté (ἀρετή), además de significar virtud, significa excelencia/perfección;
2) «la virtud es lo último de la potencia»[22],
3) «la virtud es la que hace bueno a quien la tiene
y la que convierte en buena su obra»,[23] 4) «La virtud es una disposición de aquello que es perfecto […] por
comparación hacia lo óptimo»[24],
5) «un modo de ser selectivo, siendo un término medio
relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello por lo que
decidiría el hombre prudente»[25].
La definición más
conocida es esta última, pues a veces consideramos la virtud como un justo
medio, y cuando se estudia de esta manera, normalmente se habla de que en los
extremos se encuentran los vicios, ya sean por defecto o por exceso; por
ejemplo, el justo medio entre la cobardía (vicio por defecto) y la temeridad
(vicio por exceso) es la fortaleza (virtud). Con esta definición, tenemos el
problema de que existen muchos vicios para una sola virtud, por lo tanto, no
habrá vicio por exceso y defecto, sino muchos vicios por defecto o por exceso.
Además, estamos acostumbrados a pensar que las virtudes son sólo morales/éticas; no obstante, Aristóteles afirma que también existen las intelectuales (dianoéticas).[26]
Por su parte, Tomás de Aquino dice que dependiendo de la comunidad, será el
tipo de virtud, ya sea intelectual, moral, social, cívica, etc.[27]
Uno de los problemas
con las definiciones antes dadas, es que nadie nace siendo aristotélico (ni el mismo Aristóteles), es decir, no somos virtuosos sólo
por habituación; las virtudes las vamos adquiriendo, de alguna manera, por
participación. Pinsent observa que cuando se trata en
el libro de la Ética la virtud de la templanza (en el comer y en el beber),
Aristóteles no tiene una buena metáfora para poder explicar esta virtud.[28] Es por ello que Pinsent propone algunas
analogías para abordar el concepto de virtud haciendo uso de los avances de las
ciencias cognitivas (neurociencia y psicología experimental), especialmente con
el conocimiento de personas que sufren el trastorno del espectro autista.[29]
La propuesta de Pinsent es que las virtudes se pueden
explicar desde la perspectiva de segunda persona.[30] La perspectiva de
primera persona (yo) es la visión que más predomina en el tema de hábitos y
virtudes (una ética de las virtudes o una ética individualista); por otro lado, con el avance de las ciencias
experimentales y de la sociología podamos adquirir las virtudes gracias a la
sociedad o, dicho de otro modo, de manera totalmente objetiva (ello -
perspectiva de tercera persona) a través de las expectativas estándares de comportamiento.
La propuesta de Pinsent es que en la relación Yo-Tú (perspectiva de segunda
persona) podemos adquirir las virtudes.[31] Esta perspectiva lo
que hace es que pongamos atención en conjunto, la cual se da con las miradas,
la prosodia, el lenguaje (motherese) y los
reflejos (imitación). Cuando existe familiaridad en las relaciones, nos
habituamos a ver el mismo objetivo, hablar del mismo modo y utilizar las mismas
palabras y frases; gracias a ese tipo de amor (para este trabajo estamos
pensando en el amor de amistad-cívica) existente entre
tú-yo, es como adquirimos las virtudes. Cuando se pierde la
familiaridad, se rompe la relación y dejamos de ver el mismo objetivo, hablar
del mismo modo y tener las mismas palabras y frases. Gracias a esta perspectiva
de segunda persona, podemos desarrollar una teoría de virtud desde operaciones
conjuntas armónicas, la cual da un sentido de unión a nivel de acción
particular compleja, esto quiere decir que cuando una persona (tú) ha adquirido
alguna virtud, puede participarla a otra persona (yo) si existe amor entre
personas.[32]
Esta idea es
fundamental para abordar la siguiente sección sobre virtudes sostenibles, pues
algunos autores hacen mención que los seres humanos deben imitar las virtudes
de la naturaleza.[33]
Aquí hay que hacer una distinción importante, pues Aristóteles y Tomás de
Aquino afirman que existe la virtud en los minerales, las plantas y los
animales, pero cuando el Estagirita y el Aquinate
hablan de virtud, la entienden como una fuerza (energeia - virtus).[34] Un ejemplo es un
caballo que es virtuoso cuando se le monta y esquiva obstáculos, no es que
tenga una segunda naturaleza, sino que gracias a que hay un ser racional que lo
monta, el ser racional ha habituado al caballo para tener la fuerza necesaria
para saltar los obstáculos; cuando decimos que una semilla de mostaza tiene
virtud, es porque sabemos que de ahí puede surgir con mucha fuerza todo un
arbusto enorme; cuando decimos que la piedra tiene virtud, es porque tiene la
tendencia y la fuerza a caer. Por esta razón, no podemos imitar las virtudes de
los minerales, vegetales ni animales, pero existe una segunda razón más
contundente por la cual no se puede imitar: porque no son personas. Aquí
recordamos la diferencia que hace Buber entre la relación Yo-Tú y Yo-Ello: la
relación con los animales, vegetales, medio ambiente es una relación Yo-Ello,
la relación entre personas humanas es una relación Yo-Tú.[35]
Una de las posibles
objeciones que se pueden desprender de esta propuesta es que las virtudes con
perspectiva de segunda persona son virtudes antropocéntricas. Como
bien observa Dzwonkowska, hay un error terminológico,
pues cuando se refiere a lo antropocéntrico, en
realidad se refieren a lo egoísta, como veremos más adelante.[36]
3. Virtudes
sostenibles
La educación para la
sustentabilidad no ha tenido gran efecto. Esto se puede constatar en que resentimos cada vez más las consecuencias de las acciones que realizamos
como seres humanos o como sociedad contra el medio ambiente. Si bien, la ONU
desde el primer decenio sobre desarrollo (1960-1970) trató de manera tangencial
el tema del medio ambiente, será hasta 1995 cuando se emita un informe sobre el
cambio climático.[37]
A casi treinta años de ese informe y a veintitrés años de la implementación de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio no existen cambios sustanciales; esto se debe a dos situaciones: 1) la educación para la
sustentabilidad sólo se ha enfocado en brindar información científica,
limitándolo sólo al aspecto medioambiental y 2) los objetivos no dicen cómo
transitar y mejorar la situación.
Si bien, en la
literatura académica/científica
se habla de virtudes medioambientales o virtudes ecológicas,[38] consideramos que una aproximación más exacta es “virtudes sostenibles”,
pues lo medioambiental no se puede excluir de las actividades económicas ni
sociales, puesto que los tres elementos del desarrollo sostenible se encuentran
interrelacionados. Un ejemplo de ello es el uso del coche, si se usa de manera
individual, no hay sociabilidad, existe un gasto económico mayor y si todos
usan sólo un coche, la contaminación del aire y de sonido es excesivo; si se
comparte el coche, se fomenta la sociabilidad, se pueden dividir gastos y hay
menos contaminación.
La aproximación de
las virtudes desde la perspectiva de segunda persona nos permite acercarnos a
una solución al verdadero problema de raíz: la idolatría del yo[39]
o, dicho en otros términos, al antropocentrismo.[40] En efecto, la
modernidad nos ha impuesto ciertos mitos que actualmente vivimos: 1) creemos
que somos autosuficientes y autónomos (individualismo
- egoísmo), pero en realidad somos seres tan vulnerables que necesitamos de
los otros para poder desarrollarnos; 2) consideramos que el progreso científico
y tecnológico son la solución, pero cada vez creemos que el uso de la razón y
de la ciencia son innecesarios, hay muchas personas que tienen Logofobia,[41]
por ello se genera una reducción de la razón a una razón instrumental y
generamos el vicio de la irreflexibilidad;[42]
3) enlazando con los dos puntos anteriores, no hay necesidad de los
conocimientos y discursos morales ni religiosos, pues la tradición es
considerada como retrógrada y esto impide el progreso; 4) todo ser humano debe
alcanzar el bienestar económico a través del consumo y de la comodidad, pero en la actualidad existe un hiperconsumismo.
Un ejemplo, para
comprender por qué el
antropocentrismo está mal y no las virtudes desde una perspectiva de segunda
persona, es el ayuno intermitente. Considerando los cuatro puntos antes
mencionados, podemos observar que la persona que realiza este ayuno 1) rompe
con una relación o una finalidad superior, sólo está centrado en sí mismo,
busca obtener beneficios propios, específicamente, bajar de peso y verse mejor;
2) existe un gran auge en escuelas y universidades de disciplinas o carreras técnicas y profesionales
que tratan de dar argumentos científicos del por qué es necesario el ayuno; 3) el ayuno desde una
perspectiva cristiana tiene varios objetivos,
entre ellos el preocuparse por el necesitado, el que no tiene qué comer, hacer un sacrificio/mortificación de uno mismo (morir al
egocentrismo) para estar abierto a los otros y al Totalmente Otro; 4) el
consumo de ciertos productos, como los suplementos, buscan generar un bienestar
personal/individual. Una postura, como la presentada, rompe con todas las dinámicas
sociales que buscan el bien común, es por ello que, así como los otros autores,
estamos en contra de una visión antropocéntrica, es
decir, egoísta.
White afirma que el
antropocentrismo (ontológico) es un error que proviene de la tradición
judeo-cristiana, debido a que fue creado separadamente de todas las demás
creaturas y que, por lo tanto, siente que tiene el dominio sobre todas ellas.[43]
A esta afirmación hay que decir que, quién en realidad
establece la separación, es Descartes con su separación de la res cogitans y la res extensa.[44]
Todavía más, en realidad debemos ir unos años antes con Francis Bacon y su
libro Novum Organum
publicado en 1620, donde propone el dominio de la naturaleza.[45]
Gracias a estos dos autores tenemos una reducción de la razón a la razón
instrumental que busca sólo el dominio de la naturaleza.
Teniendo como marco
teórico el enfoque de bien común y las
virtudes desde una perspectiva de segunda persona, a continuación proponemos
una lista de virtudes sostenibles (Tabla 1). Louke van Wensveen catalogó 189 virtudes
medioambientales y 174 vicios medioambientales.[46] Sandler, reconoce
que las virtudes más reconocidas por muchos teóricos de la ética (utilitaristas, kantianos, comunitaristas, consecuencialistas) son: humildad, coraje, benevolencia,
temperancia, perseverancia, integridad y admiración; los vicios son: hibris, indiferencia, apatía, codicia, derroche y pereza.[47]
Tabla 1. Virtudes sostenibles
|
Virtud |
Aspecto del Desarrollo Sostenible que atiende |
1 |
Austeridad |
Económico, Ambiental, Social |
2 |
Contemplación |
Ambiental |
3 |
Cuidado |
Social, Ambiental, Económico |
4 |
Compasión |
Social, Ambiental |
5 |
Solidaridad |
Social, Económico |
6 |
Responsabilidad |
Social, Económico, Ambiental |
7 |
Donación de sí |
Social |
8 |
Uso correcto de las cosas |
Económico, Ambiental, Social |
9 |
Orden |
Social, Económico, Ambiental |
10 |
Limpieza |
Social, Ambiental |
11 |
Respeto al ecosistema local |
Ambiental |
12 |
Protección de todos los seres creados |
Ambiental, Social |
13 |
Sobriedad |
Económico, Ambiental |
14 |
Simplicidad |
Económico, Ambiental |
15 |
Encuentro |
Social |
16 |
Servicio |
Social, Ambiental, Económico |
17 |
Humildad |
Social |
18 |
Paz consigo mismo |
Social |
19 |
Armonía con la creación |
Ambiental |
20 |
Amor |
Social, Ambiental |
21 |
Lógica del don |
Social, Económico y Ambiental |
22 |
Pedir permiso |
Social, Ambiental, Económico |
23 |
Pedir perdón |
Social |
24 |
Dominio de sí |
Social, Económico y Ambiental |
25 |
Justicia intrageneracional |
Social, Ambiental, Económico |
26 |
Paciencia |
Social, Ambiental |
27 |
Admiración |
Ambiental |
28 |
Moderación |
Económico, Ambiental, Social |
29 |
Rendición de cuentas |
Social, Económico, Ambiental |
Fuente: Elaboración
propia con base en Benedicto XVI (2009), Bina y Guedes-Vaz (2011), Cafaro (2001), Colt y Cafaro
(2010), Francisco (2015), Sandler (2010, 2013), Sadler (2013).
Conclusión
Moore nos ha enseñado
que de la naturaleza (realidad natural) no se pueden obtener derechos y deberes
morales.[48]
Dicho de otra manera, no podemos considerar que a partir del medio ambiente
podemos obtener o sacar virtudes y, mucho menos, que debemos imitarlas, pues
esto es caer en la falacia naturalista. En contraparte, Hadjadj haciendo un análisis sobre La aceleración de
Harmut Rosa, recuerda que debemos tener como seres
humanos cuatro retornos: 1) nuestra condición de criatura, 2)
paternidad-filiación, 3) a la tierra, 4) a la mesa y al lecho.[49] Analizando el tercer retorno, no es que debamos imitar virtudes del medio
ambiente; sino, más bien, en la contemplación de éste también el ser humano se
contempla en sí mismo en su naturaleza[50]. Cuando el ser
humano recobra el espíritu de lo material (y no sólo el espíritu, lo
inmaterial), recobra su anclaje, por ello, cuando el ser humano trabaja la
tierra, no busca explotarla, la producción o la fabricación; sino que dé fruto y, además, la agricultura es preámbulo de las cosas públicas.[51]
Lo que hemos
realizado en este artículo es, por una parte, mostrar una de las dimensiones de
las dinámicas de bienes comunes, en este enfoque se comentó que los recursos
naturales se pueden considerar como bienes comunes (el agua, el aire, la
tierra, etc.); sin embargo, si queremos tener una visión holística en el
desarrollo sostenible, no podemos quedarnos con los recursos naturales como
bienes comunes, habrá que incluir en esta lista bienes comunes como educación,
seguridad, estado de derecho, salud, trabajo, entre otros. La dimensión a la
que le hemos dado un trato especial en este artículo ha sido la humanidad, pues
ésta es la
resultante de las dimensiones de justicia, gobernanza y estabilidad de los
bienes comunes antes señalados.[52] Si realmente se viven los bienes comunes de base, entonces los
miembros de la comunidad (cada persona) pueden adquirir virtudes;[53]
en este caso, si los miembros de una comunidad específica viven los bienes
comunes económicos, sociales y medioambientales (contribuyen libremente, los
gobiernan, los distribuyen equitativamente y los mantienen en el tiempo)
entonces podrán gozar de una mejor humanidad a través de acciones virtuosas sostenibles.
Estas virtudes no se
aprenden y no se viven en solitario (cada uno por su parte), sino que se
aprenden gracias a la existencia de un otro yo (tú), es por ello que la
perspectiva de segunda persona en el tema de virtudes nos puede ayudar a
comprender de mejor manera cómo las adquirimos. Sólo por poner un ejemplo, la
virtud de la lógica del don nos enseña que tanto mi propia vida, como la
comida, la casa, el trabajo, el medio ambiente son un don, no es algo
que yo mismo me he regalado, sino que alguien más me los ha dado; no los puedo
auto-poseer, pues no me pertenecen, sino a alguien más.
Finalmente, de cara a próximas investigaciones, teniendo este marco teórico, especialmente las
virtudes sostenibles presentadas en la Tabla 1, pretendemos realizar un
instrumento que pueda medir la vivencia de las virtudes sostenibles y cómo
pueden éstas ser enseñadas y asimiladas por los estudiantes de diferentes
niveles educativos para su vivencia y práctica, especialmente como una
contribución para la educación para la sustentabilidad.
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Gutiérrez González, Manuel Alejandro, Edna
Cristina Figueroa García y Juan Manuel Vizcaíno Arredondo. Educación ambiental desde un
enfoque de bien común. Virtudes para la
sostenibilidad como propuesta para el desarrollo sostenible”. Humanidades:
revista de la Universidad de Montevideo, nº 17, (2025): e174. https://doi.org/10.25185/17.4
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2, 5, 6, 14.
Disponibilidad de
datos: El conjunto de datos que apoya los resultados de este estudio no se
encuentra disponible.
Editor responsable José Antonio Saravia: jsaravia@correo.um.edu.uy
[1] Josef Pieper, Las
virtudes fundamentales (Madrid: Ediciones RIALP, 2017), 18.
[2] Philip Cafaro,
“Thoreau, Leopold, and Carson: Toward an environmental virtue ethics”. Environmental Ethics 23,
n°1 (2001): 3-17. https://doi.org/10.5840/enviroethics200123135, 4. Si bien, la
filosofía ha tratado temas medio ambientales desde hace años con filósofos como
Arne Naess, Enrique Leff,
Félix Guatari, Leonardo Boff,
estos autores no tratan o desarrollan ampliamente el concepto de virtudes
medioambientales; excepto Boff (2011) propone
cuatro virtudes medioambientales: hospitalidad, convivencia con los diferentes,
tolerancia y comensalidad.
[3] Mathias Nebel, y Jorge Medina-Delgadillo. “From Theory to Practice: A Matrix of Common Good Dynamics”. En A Common Good Approach to Development. Collective Dynamics of Development Processes, editado por Nebel, Mathias, Óscar Garza-Vázquez, y Clemens Sedmak (Oxford: Open Book Publishers, 2022), 59-65.
[4] Nebel y Medina-Degadillo, “From Theory to Practice”, 66-69.
[5] Mathias Nebel, y Luis Ignacio Arbesú-Verduzco. “A Metric of
Common Goods Dynamics”. Rivista Internazionale
di Scienze Sociali 128, n°
4 (2020): 383-406. https://doi.org/10.26350/000518.000055 , 389-390.
[6] Edna Cristina
Figueroa-García, Manuel Alejandro Gutiérrez-González y Juan Manuel
Vizcaíno-Arredondo. “Sustainable Consumption Behavior and Common
Goods: Education, Culture, Rule of Law, Work, and Solidarity”. Futurity Economics & Law 4, n° 1
(2024): 169-193. https://doi.org/10.57125/FEL.2024.03.25.10 , 187-188.
[7] María M. Álvarez-Lirez, Azucena Arias-Correa, María A. Lorenzo-Rial, y Francisco Serrallé-Marzoa. “Education for Sustainability: Global Change and Ocean Acidification”. Formación universitaria 10, n° 2 (2017): 89-102. http://doi.org/10.4067/S0718-50062017000200010 , 100; Loreley Mejía-González, Sileny Estella Cujía-Berrío, y Yuly Inés Liñán-Cuello. “Políticas educativas en América Latina: Del modelo economicista a la educación para la sustentabilidad”. Revista venezolana de gerencia 27, n° 100 (2022): 1489-1501. https://doi.org/10.52080/rvgluz.27.100.13 , 1499.
[8] Alasdair McIntyre, Tras la virtud (Barcelona: Austral, 2013); Ronald Sandler, “Ethical Theory and the Problem of Inconsequentialism: Why Environmental Ethicists Should be Virtue-Oriented Ethicists”. Journal of Agricultural and Environmental Ethics 23, (2010) https://doi.org/10.1007/s10806-009-9203-4; Ronald Sandler, “Environmental Virtue Ethics”. En The International Encyclopedia of Ethics, LaFollete, Hugh (Ed.) (Blackwell Publishing, 2013).
[9] Elinor Ostrom, El gobierno de los comunes. La evolución de las instituciones de
acción colectiva. (México:
Universidad Nacional Autónoma de México, 2000); Michael Sandel, Filosofía pública.
Ensayos sobre moral en política. (España: Marbot Ediciones, 2008); Michael Sandel, La tiranía del mérito. ¿Qué ha sido del bien común? (España: Debate, 2020); Patrick Riordan, Politics
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Good. (Dublin: Institute of Public Administration, 1996); Patrick Riordan, Global
Ethics and Global Common Good. (USA: Bloomsbury, 2015); Patrick Riordan, Recovering
the Common Goods. (Dublin: Veritas, 2017); John Finnis, Human Rights and
Common Good. Collected Essays: Volume II. (United Kingdom: Oxford
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el bien común. Teoría, vocabulario y medición”. Metafísica y Persona, n° 20 (2018). https://doi.org/10.24310/Metyper.2018.v0i20.4830 ; Jorge
Medina-Delgadillo, “Una aproximación a las actitudes constructivas del bien común a
partir del De Nabuthe de Ambrosio de Milán” Metafísica
y Persona, n°24 (2020): 115-142. https://doi.org/10.24310/Metyper.2020.vi24.10044; Mary Keys, Aquinas,
Aristotle, and the promise of the Common Good. (New York: Cambridge University
Press, 2007).
[10] Aristóteles. Ética. (Madrid: Gredos, 1982a).
[11]
Nebel, “Operacionalizar el bien común”, 37-45.
[12] Nebel y Medina-Degadillo, “From Theory to Practice”, 68. No nos detendremos a explicar las dimensiones de agencia,
gobernanza, justicia y estabilidad, referimos a otros autores para su
profundización (Garza-Vázquez 2022, De Herdt y Samnick 2022, De la Torre 2022, Comim
2022), pues la dimensión que nos interesa abordar en este escrito es la
humanidad, la cual es abordada desde las expectativas estándares de
comportamiento y las capabilidades; ambas algo
cercanas a la idea de virtud.
[13] Nebel y Medina-Degadillo, “From Theory to Practice”, 68; Clemens Sedmak, “The Systemic Outcome of Common Good Dynamics: Humanity”. En A Common Good Approach to Development. Collective Dynamics of Development Processes, editado por Nebel, Mathias, Óscar Garza-Vázquez, y Clemens Sedmak, (Oxford: Open Book Publishers, 2022), 180.
[14] Ostrom, El gobierno de
los comunes; Garret Hardin, “The Tragedy of the
Commons”. Science, n°162 v3859 (1968).
[15]
Nebel, “Operacionalizar el bien común”, 40-45.
[16] Sedmak, “The Systemic Outcome of Common Good Dynamics”, 184, 187.
[17] Sedmak, “The Systemic Outcome of Common Good Dynamics”, 185.
[18]
Nebel, “Operacionalizar el bien común”, 62-63.
[19] Julieta Capdevielle, “El concepto de habitus: “con Bourdieu y contra Bourdieu””. Anduli. Revista Andaluza
de Ciencias Sociales, n°10 (2011): 31-45, 32-35. Esta aporía entre lo
objetivo y subjetivo, en algunas reflexiones filosóficas se le ha denominado
perspectiva de tercera persona (objetivo) y perspectiva de primera persona
(subjetivo).
[20] Manuel Alejandro Gutiérrez-González, “Las
virtudes intelectuales como horizonte normativo de las dinámicas de bienes
comunes en las universidades”, (México: Tirant lo Blanch, 2025).
[21] Aristóteles, Ética, (Madrid: Gredos, 1982), 1103a15-1109a30.
[22] Aristóteles, Acerca del cielo,
(Madrid: Gredos, 1996), 281a14.
[23]
Aristóteles, Ética, 1106a15.
[24] Aristóteles, Física, (Madrid: Gredos,
1982), 246a11.
[25]
Aristóteles, Ética, 1106b35.
[26]
Aristóteles, Ética, 1103a15.
[27] Tomás de Aquino, Opúsculos y cuestiones selectas II, (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos), Q. disp. Virt. q. 1, a. 8.
[28] Andrew Pinsent, “The non-aristotelian virtue of Truth from the Second-Person Perspective”. European Journal for Philosophy of Religion 5, n° 4 (2013): 87-104, 96.
[29] Pinsent, “The non-aristotelian virtue of Truth from the Second-Person Perspective”, 95.
[30] Pinsent, “The non-aristotelian virtue of Truth from the Second-Person Perspective”, 95-102.
[31] Pinsent, “The non-aristotelian virtue of Truth from the Second-Person Perspective”, 96.
[32] Andrew Pinsent, “1. Introducción: comprendiendo la perspectiva de la segunda persona”. Oxford: University of Oxford, 29 diapositivas, 2021.
[33] Christian Becker, “The human actor in ecological economics: Philosophical approach and research perspectives”. Ecological Economics 60, n° 1 (2006). https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2005.12.016; Cafaro, “Thoreau”.
[34]
Aristóteles, Ética, 1103a20-1103a25; de Aquino, Opúsculos y
cuestiones selectas II, Q. disp. Virt. q. 1, a.
1.
[35] Martin Buber, Yo y Tú. (Barcelona: Herder, 2017), 11-14.
[36] Dominika Dzwonkowska, “Is Environmental Virtue Ethics Anthropocentric?”. Journal of Agricultural and Environmental Ethics 31, (2018). https://doi.org/10.1007/s10806-018-9751-6.
[37] Dag Hammarskjöld Biblioteca.
Documentación de la ONU: Desarrollo. Acceso 5 de abril de 2023
https://research.un.org/es/docs/dev/
[38] Jeremy Bendik-Keymer, “Species Extinction and the Vice of Thoughtlessness: The Importance of Spiritual Exercises for Learning Virtue”. Journal of Agricultural and Environmental Ethics 23, (2010): https://doi.org/10.1007/s10806-009-9190-5; Olivia Bina, & Sofia Guedes Vaz, “Humans, environment and economies: From vicious relationships to virtuous responsibility”. Ecological Economics 72, (2011). https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2011.09.029; Mike Hannis, “The virtues of Acknowledged Ecological Dependence: Sustainability, Autonomy and Human Flourishing”. Environmental Values 24, n°2 (2015). https://doi.org/10.3197/096327114X13947900181437; Jason Kawall, “The Epistemic Demands of Environmental Virtue”. Journal of Agricultural and Environmental Ethics, n°23 v1-2 (2010): 109-128. https://doi.org/10.1007/s10806-009-9183-4; Christine Swaton, “Heideggerian Environmental Virtue Ethics”. Journal of Agricultural and Environmental Ethics 23, (2010): 145-166. https://doi.org/10.1007/s10806-009-9186-1; Dzwonkowska, “Is Environmental Virtue Ethics Anthropocentric?”; Cafaro, “Thoreau”; Sandler, “Ethical Theory and the Problem of Inconsequentialism”; Brian Treanor, “Narrative Environmental Virtue Ethics: Phronesis without a Phronimos”. Environmental Ethics 30, n° 4 (2008): 361-379. https://doi.org/10.5840/enviroethics200830440 ; Brian Treanor, “Environmentalism and public virtue”. Journal of Agricultural and Environmental Ethics 23, (2010): 9-28. https://doi.org/10.1007/s10806-009-9184-3
[39]
Bina y Guedes Vaz, “Humans, environment
and economies”; Francisco, Laudato
Si.
[40] Dzwonkowska, “Is Environmental Virtue Ethics Anthropocentric?”, 724-725.
[41] Nicholas Rescher, Objectivity: The Obligations of Impersonal Reason, (Notre Dame University Press, 1990).
[42] Francisco, Laudato Si; Bendik-Keymer, “Species Extinction and the Vice of Thoughtlessness”.
[43] Citado en Dzwonkowska, “Is Environmental Virtue Ethics Anthropocentric?”, 724.
[44] Gunkel
citado en Dzwonkowska, “Is Environmental Virtue Ethics Anthropocentric?”, 725.
[45] Silvia Manzo, “Francis Bacon y René Descartes acerca del dominio de la naturaleza, la autoconservación
y la medicina”. Kriteron, n°63 v151
(2022). https://doi.org/10.1590/0100-512X2021n15105sm
[46]
Citado en Sandler, “Environmental Virtue
Ethics”, 2.
[47] Sandler, “Environmental Virtue Ethics”, 1670.
[48] George Edward Moore, Principia Ethica, (Cambridge: Cambridge University Press, 1903).
[49] Fabrice Hadjadj, Últimas
noticias del hombre (y de la mujer), (Madrid: Homo Legens, 2018), 324-326.
[50] Aquí entendemos esta palabra en su sentido
filosófico: la esencia entendida en cuanto a sus principios de operaciones; es
decir, somos seres corpóreos vivientes, sentientes y racionales; por lo que no
nos puede ser ajeno el medio ambiente
[51] Manuel Alejandro Gutiérrez-González, “Hadjadj: nuevas perspectivas en la crítica al programa transhumanista”. Scio. Revista de
filosofía, n°23 (2022). https://doi.org/10.46583/scio_2022.23.1053
, 252-257.
[52] Nebel, y Arbesú-Verduzco. “A Metric of Common Goods Dynamics”; Nebel y Medina-Degadillo, “From Theory to Practice”, 68.
[53] Manuel Alejandro Gutiérrez-González,
José Luis Ávila-Valdez, Ana María Cuéllar Castilla, y Luis Fernando Roldán de la Tejera. “La virtud intelectual de
la veracidad como hábito colectivo en los bienes comunes en universidades”.
Revista de la Educación Superior ANUIES 53,
n° 209 (2024) http://resu.anuies.mx/ojs/index.php/resu/article/view/2748 32-34; Gutiérrez-González, “Las virtudes
intelectuales como horizonte normativo de las dinámicas de bienes comunes en
las universidades”, 291-292.