doi: https://doi.org/10.25185/2.4
Manuscritos cervantinos. 1. La colección de Juan Sedó Peris-Mencheta
(BNE)
Cervantine manuscripts: 1. Juan Sedó Peris-Mencheta’s collection
(BNE)
José Manuel Lucía MEGÍAS*
Universidad
Complutense de Madrid (España)
*Catedrático
de Filología Románica en la Universidad Complutense de Madrid. Presidente de
honor de la Asociación de Cervantes, Director del Banco de Imágenes del
Quijote: 1605-1915, de la Red de Ciudades Cervantinas, en la actualidad es el
titular de la Cátedra Miguel de Cervantes de la Universidad Nacional del Centro
(Argentina). Entre sus líneas de investigación, destaca el estudio de los
libros de caballerías castellanos, la iconografía del Quijote y la vida de
Cervantes. A este último tema, ha dedicado los últimos años tres volúmenes,
publicados entre el 2016 y el 2017: La juventud de Cervantes. Una vida en
construcción, La madurez de Cervantes. Una vida en la Corte y La plenitud de
Cervantes. Una vida de papel.
** Este trabajo se inscribe en el marco del
Proyecto I+D+i del MINECO DHuMAR Humanidades Digitales, Edad Media y
Renacimiento. 1. Poesía 2. Traducción (FFI2013-44286-P) y del Proyecto Parnaseo
(Servidor Web de Literatura Española), referencia FFI2014-51781-P, concedido
por el Ministerio de Economía y Competitividad.
Resumen: El Quijote, y otras obras de Miguel
de Cervantes, fueron transmitidas mediante copias manuscritas desde finales del
siglo XIX y el siglo XX. Obras únicas, excepcionales, nacidas de la pasión de
su creador o para dar respuesta a una demanda de coleccionistas que querían
enriquecer sus bibliotecas con estas copias, de gran valor artístico y
cultural, que nadie más podía poseer. Uno de los coleccionistas que
consiguieron reunir una mayor colección de manuscritos cervantinos fue Juan
Sedó Peris-Mencheta, cuya biblioteca actualmente está entre los fondos de la
Biblioteca Nacional de España. La abundante correspondencia con Arturo Xalambrí
permite conocer detalles sobre su adquisición y el valor que el cervantófilo
catalán dio a su colección manuscrita. Una segunda entrega del artículo estará
dedicada a los manuscritos cervantinos de Arturo Xalambrí.
Palabras clave: Cervantes. Don Quijote.
Coleccionismo cervantino. Manuscritos. Juan Sedó Peris-Mencheta. Arturo
Xalambrí
Abstract: Don Quixote and other works by
Miguel de Cervantes were transmitted as handwritten copies since the end of the
nineteenth and throughout the twentieth century. They are unique remarkable
pieces, born either out of the authors’ passion or to meet the demand of
collectors who wanted to enrich their libraries with these culturally and
artistically valuable copies, unattainable by anyone else. A particularly vast
Cervantine collection was gathered by Juan Sedó PerisMencheta, whose library
now belongs to the archive of the Biblioteca Nacional de España (National
Library of Spain). The Catalan Cervantophile’s voluminous correspondence with
Arturo Xalambrí sheds light on details about the former’s acquisition and the
value he set on his handwritten collection. A second issue of this article will
address Arturo Xalambrí’s Cervantine manuscripts.
Keywords: Cervantes, Don Quixote, Cervantine
collections, manuscripts, Juan Sedó Peris-Mencheta, Arturo Xalambrí
Recibido: 10/10/2016 - Aceptado: 16/11/2016
Desde
finales del siglo XIX y, sobre todo en el siglo XX, puede datarse el
surgimiento y florecimiento de un nuevo modelo de difusión de la obra
cervantina: las copias manuscritas, en distintos tamaños, formatos y
finalidades. Sin duda, Juan Sedó Peris-Mencheta será uno de los coleccionistas
que más supo apreciar este género, al que no solo dedicó parte de su fortuna,
sino también su tiempo, al plantearse continuar uno de los manuscritos
adquiridos, iniciado por Pío Cabañas en 1934; y lo mismo puede decirse de
Arturo Xalambrí. En la abundante correspondencia que mantuvieron (casi)
ininterrumpidamente durante treinta años, desde junio de 1935 hasta junio de
1965, ampliándose en unos años en las cartas que Xalambrí envió a su viuda
dándole todo tipo de consuelo y palabras de apoyo,[1]
los cervantófilos no solo fueron estrechando su amistad, su admiración, sino
también dando cuenta de las adquisiciones que realizaron durante estos años.
Sus bibliotecas se convirtieron, de este modo, en un lugar de encuentro a pesar
de las distancias. Un lugar que ellos llenaron de palabras y de afectos y de
continuos regalos. Algunos de ellos, magníficos, como el ejemplar del Quijote
impreso en La Haya en 1744, que Juan Sedó Peris-Mencheta adquirió en 1945 y
donó en marzo del año siguiente a su amigo Xalambrí, como dejó escrito al
inicio del mismo (imagen 1).
En este
primer acercamiento a los manuscritos cervantinos nos centraremos en los
atesorados por Juan Sedó Peris-Mencheta a lo largo de su vida. Muchos de los
detalles de su adquisición pueden rescatarse gracias a las noticias que se
fueron intercambiando Sedó y Xalambrí a lo largo de su vida.[2]
Imagen 1:
Ejemplar del Quijote de 1744 donado por Sedó a Arturo Xalambrí en 1945
1. Don Quijote copiado por Pío
Cabañas y continuado por Juan Sedó Peris-Mencheta
El 15 de
diciembre de 1933, Juan Sedó escribe entusiasmado a Luis Maffiotte, su amigo
cervantófilo madrileño, dándole cuenta de la compra de este magnífico
manuscrito del Quijote que dejó inconcluso Pío Cabañas:[3]
Conforme le
prometí en mi anterior, aprovecho un momento que tengo libre para darle noticia
de la última adquisición para mi biblioteca, adquisición sin duda alguna la más
valiosa de cuantos libros poseo y una de las más interesantes que puedan
existir. Se trata del fragmento de la monumental edición que proyectaba D. Pío
Cabañas Font, del Quijote, y que por desgracia para todos tan solo llegó a
confeccionar los preliminares y muy poco de texto, obra esta que de terminarse
habría sido sin duda alguna la más valiosa de todas las existentes.
Si tenemos
en cuenta las magníficas ilustraciones firmadas por Martí-Ramón Durbán Bilesa,
Fermín Tubau Pujol, Ramón Calsina, Antonio Saló Marco, Joan Vila o Lorenzo
Brunet Torroll, además de la copia de parte del texto realizada por Pío Cabañas
Font, bien puede afirmarse que Sedó no se quedaba corto en sus apreciaciones
(imágenes 2-4).
Imagen 2:
Martí-Ramón Durbán Bielsa, Retrato de don Quijote. CERV.SEDÓ/8850, h. 6r
Imagen 3:
Martí-Ramón Durbán Bielsa, Don Quijote llega a la venta en su primera salida.
CERV.SEDÓ/8850
Imagen 4:
Martí-Ramón Durbán Bielsa, El ventero da de comer a don Quijote. CERV.SEDÓ/8850
Desde su
adquisición en 1933, Juan Sedó estuvo viendo el modo de concluirlo, aunque
siempre en una factura más modesta, como le indica a Maffiotte en una carta
fechada el 17 de enero de 1934:
Desde luego
de continuarlo, lo haría con otro rumbo más modesto, cosa que en conjunto no
desmerecería lo hecho, ya que esto son únicamente los preliminares, y esto
pueden ser perfectamente de más categoría que el texto, pues los preliminares
pueden representar 30 páginas o 40, mientras que el texto representa cerca de
2000.
Gracias a la
correspondencia con Arturo Xalambrí conocemos cómo Sedó estuvo pensando en
aceptar la oferta de su compra por parte del cervantófilo norteamericano Carl
Keller, dadas sus dificultades económicas y la situación política de España al
inicio de la Guerra Civil Española, que trastocó todos los planes iniciales.
Con estas (pensamos) tristes palabras comparte a su amigo sus pensamientos el 6
julio de 1936:
Hace
próximamente unos tres meses, supe que el Sr. Keller estaba algo interesado en
adquirir mi ejemplar manuscrito incompleto del Quijote, hecho que coincidió con
el triunfo rotundo electoral de las izquierdas de nuestro país, y el
comenzamiento de momentos angustiosos para quienes tenemos además de familia,
algunas cosas que perder y no pocas amenazas sobre nuestras cabezas, todo lo
cual determinó que contestase yo al Sr. Keller haciéndole oferta del ejemplar,
cuya terminación veo cada día más difícil dada la rapidez con que crece mi
familia, y el causarme pena enterrar tantos miles de pesetas en una obra que
solo podría pertenecer a uno solo, aparte que estas obras no son propias para
quienes sentimos tanto cariño por los hijos y pensamos en su porvenir por
encima de todas las cosas.
En otros
tiempos podría permitirme este lujo, como un motivo de distracción, pero cuando
la adquirí tenía solamente dos hijos, y dentro de un mes serán cuatro (D. m) y
por consiguiente cada uno de ellos tendrá la mitad de lo que entonces tenían,
suponiendo que no aumentara más la familia, cosa que naturalmente ignoro.
Por todas
estas razones y ante el temor de abandonar la ejecución de la obra después de
enterrar mucho más dinero suspendí su realización en aquella fecha en la que
adquirí el otro ejemplar manuscrito[4]
(maravilla acaso de tanto mérito o más como el otro) que ya está terminado, y
ello me decidió también a hacerle oferta al Sr. Keller, oferta que aún cuando
no he recibido su última contestación, no deja de pesarme, y dejaría sin
efecto, aún cuando no reanudaría tal vez la continuación, de no faltar a mi
palabra, a pesar de que abrigo esperanzas de no llegar a un acuerdo.
He aquí la
noticia que es posible le defraude el concepto que de mí pueda Ud. tener, pero
ante ella, ante la Quijotada de seguir la tal obra, sólo pienso que Don Quijote
no tuvo hijos y por eso lo fue, y yo en cambio (g.a.D) los tengo y por lo visto
en abundancia.
Si el ejemplar
sigue siendo mío, es posible que haga terminar el texto, y en cuanto a las
orlas esperaría a ver si la situación política y social reacciona en sentido
favorable, y en este caso Dios dirá la última palabra en este asunto. Cuando
menos, me queda la satisfacción de ser aún poseedor de otro manuscrito del
Quijote, único también en el mundo, y cuya imitación creo que hoy por hoy es
imposible, pues hoy no hay persona alguna que resista la tensión nerviosa que
debió soportar en su ejecución el malogrado Sr. Carrero.
Siete días
después, Sedó vuelve a escribirle a Xalambrí, algo más tranquilo:
Solo dos
líneas para notificarle que afortunadamente para mí, no se decide por ahora el
Sr. Keller, a adquirir mi ejemplar manuscrito y policromado, lo cual me place
comunicarle.
Ignoro
todavía si lo continuaré o no ahora, pues depende, como le dije en mi anterior
de varias cosas.
El 24 de
enero de 1940, Xalambrí le pregunta a su amigo si sigue en su empeño de
«continuar la ingentísima de su ejemplar único y sólo manuscrito, policromado».
Gracias a esta pregunta, podemos acercarnos al Sedó después de la guerra, al
que acaba de recuperar su biblioteca (aunque ha perdido un 10% de las ediciones
no sucedió lo mismo con los manuscritos) y el que debe reconducir sus empresas
e intereses en el bando nacional. De este modo, conocemos que, aunque con mil
dificultades, su idea es la de seguir adelante con su proyecto, aunque en
términos más modestos, sobre todo después de haber sufrido una gran decepción
durante la Guerra Civil:
Como
preámbulo necesario, para estar de acuerdo y comprender ciertas decisiones,
bueno es comenzar por decir, que el exceso de trabajo que pesó sobre mí,
especialmente durante la guerra que azotó nuestra Patria, y actualmente,
rehaciendo el hogar y la industria, me han producido un cansancio físico y
moral que espero vencer, alejando mayores preocupaciones de las que la vida
forzosamente nos reserva.
Ello es
motivo en primer lugar, aún cuando no único, por el cual descansa el manuscrito
policromado, de su ansiada continuación. De otra parte, es difícil olvidar que
quien debía escribirlo, aprovechó mi estancia en la España Nacional para
defraudarme indignamente unos cuantos miles de pesetas, presentándoseme
nuevamente la incógnita de la continuación del texto. Además, económicamente,
temo recomenzar una obra de tal envergadura y tan costosa, máxime en la
situación actual del mundo, en que dominan más los instintos de destrucción,
que los de las Bellas Artes.
Sin embargo,
otro artista, de singular maestría, y pariente mío, me ha hecho algunas láminas
para el manuscrito, y acaso de momento, me dedique lentamente a ir aumentando
el número de láminas, y Dios y el tiempo, decidirán el resto.
La
encuadernación en cuero repujado y policromado, con incrustaciones de plata,
rubíes y esmeraldas, obra de Agustín Díaz, está a la altura de la riqueza de su
interior: uno de los manuscritos quijotescos más espectaculares que se conocen.
2. Don Quijote copiado por Gonzalo
Bosch Bierge
Gonzalo
Bosch Bierge, director técnico de publicidad de la revista barcelonesa Menage,
comenzó a trabajar el 23 de abril de 1931 en este manuscrito del Quijote, que
sobresale por sus orlas policromadas y por los centenares de dibujos que lo
acompañan, de los que pide perdón el mismo autor al inicio de la obra:[5]
En verdad
estas ilustraciones mías no resisten la crítica porque solo son hijas de mi
afición sin que en ellas haya parte estudio alguno, ni hubo jamás quien me
dijera como se coge un lápiz o un pincel, ni lo pregunté.
Por honrar a Cervantes hago lo que
hago y si hubiera vivido yo en su tiempo, creyera que hablaba de mi Don Quijote
cuando dice: «Tienes razón Sancho porque este pintor es como Orbaneja, que
cuando le preguntaban qué pintaba, respondía: “Lo que saliere”; y si por
ventura pintaba un gallo escribía debajo: “Este es gallo” –porque no pensaran
que era zorra».
Más
adelante, el mismo copista e ilustrador se confiesa con las siguientes
palabras:
Quizás el
testamento también me hubiera recordado como al escritor fingido y tordesillesco
al que manda ya cuerdo que le digan que «perdone la ocasión que, sin yo
pensarlo, le di de haber escrito tantos y tan grandes disparates».
No se mire
pues a su valor artístico sino tan solo al deseo de hacer un ejemplar muy
original y cuando no por lo menos único de tan grandiosa obra, sin que como el
de Tordesillas, quiera mejorar la página á quienes en el aspecto artístico
mejor que yo lo han hecho. Yo me valgo para arrancar los tipos de sus gloriosas
páginas de solos mis dedos y mi buena voluntad.
Acabó su
trabajo en el año 1945: «yo Gonzalo Bosch Bierge he podido terminar este
manuscrito […] a los 14 años y seis meses de mi empresa. Deo gratias» (h. 3).
Desde 1933,
cuando expone el manuscrito en el Ateneo de Madrid, hasta bien entrados los
años cincuenta, Gonzalo Bosch sabrá sacarle partido a su manuscrito en
diferentes espacios y lugares. Exposiciones y visitas a su casa para ver el
manuscrito que le permitirán ir componiendo un libro de visitas, que incluye al
inicio del mismo, donde recibe las felicitaciones de las más importantes
personalidades de la época, tanto españolas como extranjeras.[6]
Entre los comentarios elogiosos que le dispensan, destacamos dos: «Con el
cordial aplauso de un cervantista viejo y enfermo», que le escribe Francisco
Rodríguez Marín, director de la Academia de la Lengua el 25 de mayo de 1935; y
la más elogiosa, escrita por el cervantófilo Juan Givanel y Mas, el 23 de marzo
de 1942: «El presente trabajo, único en su clase, es un imperecedero recuerdo
de lo mucho que se quiere al gran escritor complutense en tierra catalana».
El
manuscrito pasó a manos de Juan Sedó en 1941, como le indica a Xalambrí en una
carta fechada el 11 de abril de este año:
Actualmente,
poseo aproximadamente unos 900 Quijotes, siendo uno de los últimos adquiridos,
EL MANUSCRITO QUE DESDE HACE UNOS DIEZ AÑOS ESTÁ REALIZANDO DON GONZALO BOSCH
VIERGE [sic], del que ya Ud. debe tener noticia por la Crónica Cervantina, y
por la 2ª Bibliografía del Sr. Suñé. Desde luego, este manuscrito, es de
bastante inferior categoría al policromado que ya poseo, pero, por lo mismo, es
más posible que alcance a ver el final, cosa que es imposible en aquel, al cual
yo mismo, llamo ya desde hace tiempo «La Sinfonía inacabada». En este que
realiza el Sr. Bosch, hay terminadas unas 400 páginas, con numerosas
ilustraciones, y tengo previsto y estudiada la posible terminación de la
primera parte, a fines del año actual, D.m.
Imagen 5: Don
Quijote copiado por Gonzalo Bosch Bierge. CERV.SEDDÓC/131
Imagen 6:
Don Quijote copiado por Gonzalo Bosch Bierge. CERV.SEDÓC/131
3. Don Quijote copiado por Nicomedes
Carrero Ojeda
El 20 de
octubre de 1895 comenzó Nicomedes Carrero Ojeda a copiar y dibujar este
manuscrito del Quijote, que ocupa cuatro volúmenes.[7]
Terminó su trabajo también en Huelva, en Almonte para ser más exactos, el 29 de
marzo de 1905. Una media de dos o tres años, le lleva copiar cada uno de ellos.
Nicomedes Carrero Ojeda fue farmacéutico en Villalba de Alcor (Huelva) y uno de
los colaboradores de la Crónica de los Cervantistas. Nació en Sevilla el 15 de
septiembre de 1859, muriendo en Carrión de los Céspedes (Sevilla) el 14 de
febrero de 1909.
Una de las
características de este manuscrito es la pericia de su autor para hacer cada
capítulo con un tipo de letra diferente. Todo él está escrito sobre papel de
hilo.
Por su
parte, cada tomo comienza con un dibujo que representa a Miguel de Cervantes o
a un personaje de la obra. Las viñetas que ilustran el comienzo de cada
capítulo se basan en las ideadas por Balaca para la edición del Quijote impresa
en Barcelona entre 1880 y 1883 (imágenes 7-8).[8]
Imagen 7:
Don Quijote copiado por Nicomedes Carrero Ojeda. CERV.SEDÓ/8827
Juan Sedó
compró este manuscrito en febrero de 1936 y destaca su rareza en una carta que envía
a Maffiotte, el 9 de febrero de este año:[9]
Se trata de
un magnífico ejemplar único del Quijote, manuscrito con 126 diferentes tipos de
letras, y cuyo número total de páginas es superior a 2600.
Desde luego
se trata de una verdadera rareza, cuya confección ha sido el fruto de casi 10
años de intensísimo trabajo, de su ejecutor (Q. E. P. D.) D. Nicomedes Carrero
Ojeda, quien hizo alarde en esta obra, de paciencia y habilidad
extraordinarias.
Imagen 8:
Don Quijote copiado por Nicomedes Carrero Ojeda. CERV.SEDÓ/8827
Un día muy
ajetreado de escritorio, pues también el 9 de febrero escribe Sedó a Xalambrí,
dándole más detalles sobre su ánimo por la compra de este importante manuscrito,
uno de los más valiosos de su colección:
He tardado
más de la cuenta en escribirle pues al hacerlo quería participarle una nueva
adquisición cervantina para mi biblioteca, que indudablemente avalorará esta en
mucho, y cuya adquisición tuvo lugar, hace hoy ocho días, después de unos dos
meses de activas gestiones.
No le daré a
Ud. muchos detalles en esta pues sería tarea interminable, y además en un
número de Crónica Cervantina (no el próximo, sino el otro) creo que el Sr. Suñé
hará una detenida descripción del mismo.
Se trata de
un nuevo ejemplar manuscrito del Quijote, o mejor aún, antiguo, ya que
comenzóse su ejecución en 1895 y fue terminado en 1905, es decir casi 10 años
después, con la particularidad de que sus 126 capítulos son manuscritos en diferente
estilo de escritura cada uno de ellos. […]
Excuso
decirle los días tan inquietos que he pasado hasta conseguir la propiedad de
semejante ejemplar, cuya adquisición ha sido para mí un verdadero esfuerzo ya
que se trata de un ejemplar cuyo costo es de varios miles de pesetas.
El 3 de
abril, Sedó no puede dejar de compartir con su buen amigo el entusiasmo por
este manuscrito, por haberlo conseguido adquirir:
Dentro de
pocas semanas aparecerá el próximo número de la Crónica, y podrá admirar
algunas reproducciones del último manuscrito por mí adquirido, que creo le
llamará poderosamente la atención. Yo por mi parte, cuanto más lo veo, más me
maravillo de que un hombre que no sea del oficio, haya podido conseguir la
realización de la tal obra, que más parece sobrehumana. Pero en fin, no quiero
alabárselo más, pues pronto saldrá Ud. de dudas, pero eso sí, no olvide que en
la Crónica se reproducen algunas páginas reducidas de tamaño, pero el original
consta de 2600 páginas de paso, y ¡es tan difícil elegir entre ellas!
Los cuatro
volúmenes fueron encuadernados por Emilio Brugalla en 1941.
Juan Sedó lo
estimó en uno de los ejemplares más valiosos de su biblioteca. Si en julio de
1936 le confesaba a Xalambrí que estaba pensando en vender a Keller el manuscrito
de Pío Cabañas, en la misma carta es categórico con este otro manuscrito
cervantino:
Por cierto
que este ejemplar (el del Sr. Carrero), que, repito una vez más, no pienso
desprenderme en la vida a no ser un caso de fuerza mayor o que viera que a mis
hijos no les gustase como a mí, estoy en duda si enviarlo a la Exposición
Internacional de París de 1937, para ser expuesto.
Años
después, en la entrevista que concedió a Del Arco el 23 de abril de 1955 en La
Vanguardia, para conmemorar el Día del Libro, no puede dejar de ser más
categórico:
–Pregunta
obligada que se hace en toda biblioteca: ¿cuál estima por encima de todos?
–Este
ejemplar a mano, en ciento veintiséis tipos de letra, hechos por el mismo
pendolista: tardó diez años su autor Nicomedes Carrero Ojeda, del 1895 a 1905;
lo compré en Huelva a un heredero suyo, con cuatro volúmenes.
4. Don Quijote copiado por Ángel
Ortiz Alfau
Ángel Ortiz
Alfau (1924-2002) fue escritor, periodista y un gran impulsor de la cultura en
el Bilbao de la posguerra. Una de sus aficiones fue la realización de obras
manuscritas, especialmente el Quijote.
El 10 de
abril de 1951 termina en Bilbao el que sería el primero de los Quijotes
manuscritos que llevara a cabo junto a su hermano, el acuarelista Rafael Ortiz
Alfau, que se acompaña con comentarios y autógrafos firmados de escritores y
cervantistas de la talla de Jacinto Benavente, Azorín, Pío Baroja, Luis Astrana
Marín, R. Menéndez Pidal o Eugenio D’Ors.[10]
Imagen 9:
Don Quijote copiado por Ángel Ortiz Alfau. Firma de Jacinto Benavente.
CERV.SEDÓ/8825
La calidad
caligráfica de Ángel Ortiz Alfau está a la altura de las representaciones
iconográficas de su hermano, Rafael, que se basan en los dibujos de Daniel
Urrabieta Vierge, muy difundidos desde su primera edición en 1906.
Imagen 10:
Don Quijote copiado por Ángel Ortiz Alfau. CERV.SEDÓ/8825
Además del
Quijote, Ángel Ortiz Alfau realizó otras obras manuscritas de temática
cervantina, que también formaron parte de la biblioteca de Juan Sedó
Peris-Mencheta. El 22 de abril de 1952 acabó La cocina del Quijote, en Bilbao.[11]
Copia el libro de Cesáreo Fernández Duro, que retoma artículos publicados en
1872 en La ilustración artística. Como suele ser habitual, los dibujos fueron
realizados por su hermano Rafael Ortiz Alfau. Lleva una dedicatoria a la
biblioteca cervantina de Juan Sedó Peris-Mencheta.
Unos meses
después, el 9 de noviembre de 1952 termina Ángel Ortiz Alfau el Cervantes
revolucionario, que retoma cuatro artículos firmados por Francisco M. Tubino
(del que toma el título), Cayetano Rosell, José María Casenave y Luis Vidart.
La mayoría de las imágenes que aparecen, las tomó Rafael Ortiz Alfau de otros
tantos autores y libros, todos ellos vinculados con la obra cervantina.[12]
Lleva también una dedicatoria a la biblioteca cervantina de Juan Sedó
Peris-Mencheta.
Además de la
obra cervantina y los dos libros antes indicados, Ángel Ortiz Alfau realizó en
1953 una copia del artículo de Nicolás Díaz de Benjumea, Cervantes y la
embajada francesa en Madrid.[13]
5. Don Quijote manuscrito, copia
anónima
Copia
anónima del Quijote que, según las fechas que aparecen en el estuche, bien pudo
realizarse hacia 1905 para conmemorar los trescientos años de la publicación de
la primera parte de la obra.[14]
A pesar de
su escaso tamaño, destaca por su caligrafía y la pericia en las ilustraciones.
6. Don Quijotes y otras obras copiadas
por Manuel Romero Delgado
Manuel
Romero Delgado, que trabajaba en el Banco Español de Crédito de Murcia,
realizará diversas copias manuscritas de fragmentos del Quijote, en algunos casos
a petición o pensando en la posibilidad de su venta a Juan Sedó Peris-Mencheta.
El primero,
que consta de dos volúmenes,[15]
fue comenzado el 15 de diciembre de 1940, «empleando cuatro horas como mínimo
cada día, y lo terminé el de la fecha, Murcia, a tres de agosto de 1942». Es
una joya manuscrita en miniatura, realizado para Pablo de Garnica y Echevarría,
presidente del Consejo de Administración, quien se lo cedió a Juan Sedó,
conocida su pasión por los temas quijotescos.[16]
Se adorna con reproducción de cuadros de José Moreno Carbonero y Laureano
Barrau, de la edición impresa en Barcelona en 1898.
El segundo
de los Quijotes que copió[17]
reproduce los capítulos LXI-LXV de la segunda parte, y lo realizó como
«homenaje que rinde la Biblioteca Cervantina de Juan Sedó Peris-Mencheta a la
memoria de Cervantes con motivo de la adquisición para la misma de su ejemplar
número mil doscientos de su obra inmortal». La razón de esta copia se la dio el
mismo Sedó a Manuel Romero Delgado, tal y como explica en la Introducción:
Entre los
mil doscientos ejemplares de ediciones del Quijote que traspasaron el umbral de
mi modesta Biblioteca, hízolo recientemente uno de gran tamaño magníficamente
impreso en Londres, en 1926, salido de las prensas de Aslionstone […]. Tal vez
el que hizo resucitar en mí la idea durante años mantenida y malograda de
editar una edición fragmentaria del Quijote […], que fuera la más diminuta de
todas las que puedo reunir; es decir, algo así como el «benjamín» de todos
aquellos libros tan iguales al decir de muchos, aun cuando, en realidad, son
diferentes.
Los terminó
de copiar en abril de 1945, en Murcia.
En este
mismo año, realizó una nueva copia manuscrita de estos mismos capítulos, en un
tamaño mucho menor.[18]
Como
recordará Sedó en la citada entrevista en La Vanguardia, durante años este
ejemplar fue el más pequeño de su colección: «Este –me lo enseña– es como una
caja de cerillas, de doble grueso, dos tomos».
Y también
para la biblioteca cervantina de Juan Sedó Peris-Mencheta realizó Manuel Romero
Delgado el cuarto de los Quijotes en miniatura que copió[19],
que, como el resto de su obra, destaca por incluir en la copia manuscrita,
reproducciones a plumilla de algunas de las estampas que adornan ediciones de
la época.
Además del
Quijote, Manuel Romero Delgado realizó varias copias manuscritas de otras obras
de Cervantes o de estudios sobre el autor, como sucede con el Viaje del Parnaso[20]
que terminó el 15 de junio de 1943. Copia la edición de la obra cervantina,
publicada en Madrid en 1922, a la que se añade la Adjunta, poesías sueltas, y
La tía fingida, una de las novelas atribuidas a Cervantes en la época. Como
suele ser habitual, la copia se acompaña de incluye dos dibujos a plumilla,
como el retrato que aparece al lado de la portada. Y por último, en 1946,
terminará de copiar el texto de José María Asensio Diálogo histórico entre
Miguel de Cervantes y el Conde de Lemos,[21]
texto que había sido publicado en Madrid en 1880. Entre los dibujos a plumilla,
destaca la representación de Cervantes escribiendo la famosa carta dedicatoria
al conde de Lemos «con un pie en el estribo», a partir del cuadro de E. Oliva.
7. Cuatro novelas ejemplares copiadas
por Hipólito Gilberto Sánchez
Desde enero
a mayo de 1947, Hipólito Gilberto Sánchez copiará en Salamanca cuatro novelas
ejemplares para conmemorar el IV Centenario del nacimiento de Cervantes, por lo
que conseguirá una medalla:
a) La gitanilla[22]
b) La ilustre fregona[23]
c) La fuerza de la sangre[24]
d) y La española inglesa[25].
Cada una de
las copias, a pesar de su reducido tamaño, se acompaña de ilustraciones a
plumilla, procedentes de ediciones ilustradas de la época.
Imagen 11:
Cuatro novelas ejemplares copiadas por Hipólito Gilberto Sánchez.
CERV.SEDÓ/8618-8621
8. Manuscritos taquigrafiados de Don
Quijote de la Mancha
Juan Sedó
fue comprando a lo largo de su vida tres manuscritos taquigrafiados, que
suponen una curiosidad más de sus intereses cervantófilos.
Francisco de
Paula Martí y Mora (1761-1827) es considerado el fundador de la taquigrafía en
España. Funda en Madrid la Real Escuela de Taquigrafía, de la que fue director
durante veinticinco años, y publica en 1799 la Stenografía, o arte de escribir
abreviado, que obtuvo un gran éxito y varias reediciones en los siguientes
años.
Ángel Juan
Coca, taquígrafo titulado y socio de la Academia de Taquigrafía de Barcelona,
exsecretario de la Comisión de Adelantos Tipográficos y profesor de
taquigrafía, realizará una copia taquigráfica del Quijote en dos tomos entre
1883 y el 26 de mayo de 1886, en Barcelona.
Al inicio de la obra se incluye un cuadro sinóptico de taquigrafía
española inventada por D. Francisco de Paula Martí «con las modificaciones de
la escuela catalana».
La
traducción taquigráfica está dedicada a Antonio Cánovas del Castillo:
Al Excmo.
Sr. D. Antonio Cánovas del Castillo.
Admirador
entusiasta de las relevantes dotes de V. E. me tomo la libertad de dedicarle
este humilde fruto de mis vigilias, que, a falta de otros méritos, tendrá el
inapreciable de haber llegado a manos de V. E., si V. E. se digna aceptarlo.
El libro fue
adquirido por Sedó en 1939, como le indica a Xalambrí en una carta fechada en
Barcelona el 8 de noviembre de este año.
La portada está realizada a dos tintas y se ha añadido un retrato de
Cervantes recortado y pegado en la hoja 6r.
Imagen 12:
Don Quijote de la Mancha taquigrafiado por Ángel Juan Coca. Barcelona,
1883-1886.
CERV.SEDÓ/8822
Por su
parte, Guillermo Davant Massip llevará a cabo su traducción taquigráfica
siguiendo el sistema «Garriga» y el texto base será la edición crítica de F.
Rodríguez Marín, publicada en La Lectura entre 1911 y 1913. El método Garriga fue creado en 1864 por Pere
Garriga i Marill, que durante este año publicó su libro La taquigrafía
sistemática. Está dedicada a Juan Sedó Peris-Mencheta, según se lee en la obra:
Al Excmo.
Sr. D. Juan Sedó Peris-Mencheta, eminente cervantista en prueba de admiración,
por su gran labor cultural en pro de las artes y de las letras.
Oña, 14 de
octubre de 1949.
Imagen 13:
Don Quijote de la Mancha taquigrafiado por Guillermo Davant Massip.
1947.
CERV.SEDÓ/8816
El tercero
de los manuscritos taquigráficos, en este caso de un fragmento (el capítulo 42
de la segunda parte: «De los consejos que dio Don Quijote de la Mancha a Sancho
Panza antes que fuese a gobernar la ínsula, con otras cosas bien
consideradas»), se relaciona con el proyecto de López Fabra de publicar cien
traducciones del capítulo como último tomo de su edición facsímil de la primera
parte del Quijote, como ya se ha indicado en páginas precedentes.
Imagen 14:
Cap. XLII de la Segunda parte de Don Quijote de la Mancha
taquigrafiado
anónimo. CERV.SEDÓ/8820
9. Traducciones manuscritas al
esperanto de fragmentos del Quijote
Juan Sedó Peris-Mencheta
recibió en 1948 dos traducciones manuscritas del esperanto de algunos
fragmentos del Quijote, firmadas por Luis Hernández (Ludoviko Hernández) en
Valencia.
El 15 de
abril de 1948 se data el ejemplar manuscrito de la traducción del «Curioso impertinente»
quijotesco. Se trata del inicio de un
proyecto más ambicioso, como es la traducción al esperanto del Quijote,
comenzada en 1940:
Hoy mismo,
por correo certificado, le mando el prometido ejemplar de «El curioso
impertinente» en la versión esperantista. Espero que sea de su agrado, y no
dudo de que recibirá generosa acogida entre los muchos y valiosos componentes
de su colección para que sea ampliada, ya que no enriquecida, con una unidad
más.
La obra
aparece adornada con tres dibujos a plumilla coloreados a la aguada e
intercalados en el texto: banderas (h. I), «Anselmo kaj Lotario» (h. 21) y «...
Se vi kuragas pasi translastrekon» (h. 49), las dos últimas recortadas y
pegadas, firmadas por «M. 1948».
Imagen 15:
«El curioso impertinente» traducido al esperanto. CERV.SEDÓ/8817
En junio de
este mismo año, le hace llegar Luis Hernández la traducción al esperanto del
capítulo 42 de la segunda parte del Quijote: Pri la konsiloj, kiujn Don-Kihoto
donis al Sanco Panzo antaû ol li iris regi la insulon, kun aliaj aferoj tre
funde konsiderataj. Fragmento el la XLII capitro (dua parto) de la fama verko.
La genia kavaliro Don-Kihoto de Mancujo, una copia manuscrita también dedicada al
cervantófilo catalán.
Bibliografía
Catálogo
on-line de la Biblioteca Nacional de España (www.bne.es).
LUCÍA
MEGÍAS, José Manuel: Coleccionismo cervantino: del Doctor Thebussem al Fondo
Sedó. BNE, Madrid, 2015.
PLAZA
ESCUDERO, Luis María: Catálogo de la Colección Cervantina Sedó. José Porter,
Editor, Barcelona, 1953.
SUÑÉ
BENAGES, Juan y Juan SUÑÉ FONBUENA: Bibliografía crítica de ediciones del
«Quijote» impresas desde 1605 hasta 1917. Perelló, Barcelona, 1917.
Notas
[1] La mayoría de la correspondencia se encuentra actualmente en el CEDEI (Centro de Estudios y Documentación de Iberoamérica) de la Universidad de Montevideo, y está siendo estudiada por Elena Ruibal, que prepara una edición de la misma. Le agradezco el que me haya permitido acceder a su trabajo antes de la publicación.
[2] Para adentrarse en la figura y en la colección Sedó, además del catálogo de Luis María PLAZA ESCUDERO: Catálogo de la Colección Cervantina Sedó. Barcelona, José Porter, Editor, 1953, puede verse ahora, José Manuel LUCÍA MEGÍAS: Coleccionismo cervantino: del Doctor Thebussem al Fondo Sedó. Madrid, BNE, 2015.
[3] BNE: CERV.SEDÓ/8850-8851. 2 cajas ( [43 + 11 ; 173, 29 h.]) : il. col. ; 46 x 44 cm y varios tamaños menores. La presente descripción, como la del resto del artículo, proceden del catálogo on-line de la Biblioteca Nacional de España.
[4] Se refiere al manuscrito del Quijote realizado por Nicomedes Carrero Ojeda (véase nº 3).
[5] BNE: CERV.SEDÓC/131-132. 2 cajas ([VI h., p. 1-560; 561-1188]) : il. ; 34 x 25 cm.
[6] El códice se enriquece con unas «hojas de oro de personalidades ilustres que han visto esta paciente obra del Quijote»: Marañón, Rafael Marquina, José Mª Acevedo «literato», Pascual Marquina, «Músico eminente», Pedro de Répide, «literato», Manuel Fontdeviche, «director del Heraldo de Madrid», Miguel Artigas, «Director de la Biblioteca Nacional», Director de la Biblioteca Nacional de Berlín, Rector de la Universidad de Nápoles, Conservador del Museo Británico de Londres, Presidente de la Federación Internacional de Bibliotecarios, Pidal, «Poseedor del manuscrito del Cantar de Mio Cid», Director de la Biblioteca Nacional de París, Biblioteca de la Nacional de Moscú, Domínguez Bordona, Director de la Biblioteca de Palacio, Homero Serís, Director General de Bellas Artes, José Moreno Carbonero, «Eminente pintor. Maestro de todos los ilustradores del Quijote», Juan Sedó Peris-Mencheta, «Ilustre cervantista, recopilador de un manuscrito de múltiples artistas»; Francisco Rodríguez Marín, «Director de la Academia de la Lengua» (25 de mayo de 1935; José Mª Pemán, abril de 1940. Director de la Real Academia de la Lengua, J. Givanel Mas, 23 III 1942.
[7] BNE: CERV.SEDÓ/8827-8830. 4 vols., copiados en 1895, 1899, 1902 y 1905. Folio (320 x 210 mm). I: XLIX + 559 págs + 3 hoj. de índice. II: 652 págs + 2 hoj. III: XXXVI + 631 págs. + 3 hoj. IV: 675 págs. + 4 hoj.
[8] Así lo indica el propio Nicomedes Carrero Ojeda en su advertencia en el primer volumen: «Deseando rendir dentro de mis escasas facultades un tributo de admiración a nuestro insigne Cervantes, he copiado su obra inmortal, proponiéndome variar el tipo de letra en cada capítulo. Las viñetas son casi todas copiadas del reputado artista D. Ricardo Balaca».
[9] Después de entrar en la colección Sedó, ha sido expuesto en varias ocasiones: [1] 1943-44 (15 diciembre-15 enero): «Encuadernaciones y Libros ilustrados españoles de 1750 a 1850»: Asociación de Bibliófilos de Barcelona en el Palacio de la Virreina. [2] 1946 (abril-mayo): Exposición Cervantina (BNE). [3] 1947 (octubre-noviembre): Exposición Bibliográfica Cervantina (Universidad Literaria de Valencia). [4] 1948 (abril): Exposición Bibliográfica Cervantina (BNE). [5] 1953 (abril-mayo): Exposición Cervantina (Barcelona). [6] 2015 (octubre-diciembre). Exposición Coleccionismo Cervantino (BNE).
[10] BNE: CERV.SEDÓ/8825-8826. 2 t. en cuadernos sueltos (578 p., 6 h., 30 h. de lám. col.; 607 p., 9 h., 28 h. de lám. col.) : il. ; 31 x 24 cm.
[11] BNE: CERV.SEDÓ/8651. 197 p.: il. col.; 16 x 12 cm. Portada con dibujo a plumilla en tinta negra, título en rojo. Ilustraciones a plumilla, coloreadas a la aguada, al comienzo de cada capítulo; otras intercaladas. Cubierta e ilustraciones a página entera coloreadas, firmadas por R. Ortiz Alfau (p. 25, 39, 45 [retrato de Alejandro Dumas, padre], 82, 111., 129, 139, y 157). Ilustración copiada de Vierge (p. 65) Iniciales iluminadas. Viñetas al final de los capítulos y paginación en tinta roja.
[12] BNE: CERV.SEDÓ/8652. 190 p., [VI] h. : il. col. y neg. ; 16 x 12 cm. Portada arquitectónica, dibujada a plumilla en tinta negra, en el frontispicio retrato de Cervantes, título enmarcado en el centro en rojo. Iniciales historiadas e iluminadas en el prólogo y al comienzo de cada capítulo (p. 11, 19, 67, 97 y 141). Ilustraciones a plumilla, algunas copias de otros autores: «La aventura de los yangüeses», según Doré (p. 25); «Cervantes» de un cuadro de Francisco Pacheco (p. 35); «Don Quijote» interpretado por Chaliapin (p. 45); detalle de la cabeza de «Rocinante», por J. Moreno Carbonero (p. 55). «Apunte para la aventura de los molinos» de J. Moreno Carbonero (p. 73), «Don Quijote» (en una ed. húngara) (p. 83); «Don Quijote en la primera salida que de su tierra hizo» (p. 109); retrato titulado «Lope de Vega, amigo o enemigo de Cervantes» (p. 119); «Don Quijote» (p. 145); otra interpretación de «Don Quijote» (p. 155), algunas están coloreadas a la aguada. Títulos, paginación y viñetas al final de los capítulos, en tinta roja.
[13] BNE: CERV.SEDÓ/8623. 132 p., [3] h. : il. col. ; 12 x 8 cm. Portada con frontispicio arquitectónico, título a dos tintas, negra y roja, paginación en tinta roja. Dibujos a plumilla y coloreados a la aguada, entre los que destacan: retrato de Miguel de Cervantes (p. 33), Don Quijote (p. 43), Sancho Panza (p. 77), retrato (p. 87) y paisaje con molino en colofón (h. IV). Dos iniciales iluminadas (p. 13 y 25).
[14] BNE: CERV SEDÓ/8622. [3], IX h., 212 p. : il. ; 7 x 7 cm. Texto enmarcado por dos líneas en tinta roja y negra. Ilustraciones dibujadas a plumilla en tinta negra, intercaladas en el texto y a página entera. Iniciales y mayúsculas en rojo y negro. Frontispicio con retrato de Cervantes.
[15] BNE: CERV.SEDÓ/8659 y 8660. 2 vols. Folio (102 x 72 mm). I: 1 hoj. + XXX + 607 páginas + 6 láminas. II: 11 hoj + 667 págs + 6 lám.
[16] Así puede leerse en el tomo I: «Dedicatoria al Excelentísimo Señor don Pablo de Garnica Echevarría, presidente del Consejo de Administración del Banco Español de Crédito. Excmo. Señor: siendo gran admirador de Cervantes y de su obra, El Ingenioso Don Quijote de la Mancha, orgullo de propios y estraños, he dedicado las horas que me dejaba libre mi trabajo, como ordenanza en esta sucursal de Murcia, en hacer el presente librito, el cual tengo el gusto de dedicar a S. E. en prueba de fidelidad y agradecimiento. Recibalo con agrado, pues mi deseo no es otro que S. E. lo conserve como recuerdo de mas modesto de sus subordinados. Manuel Romero Delgado. Murcia, a 9 de diciembre de 1940».
[17] BNE: CERV.SEDÓ/8625. 1 vol. 39 x 33 mm. 20 págs + 1 lám + 1-72 págs + 1 hoja. Encuadernación en pleno tafilete verde, con estuche.
[18] BNE: CERV.SEDÓ/8626. 1 vol. 37 x 30 mm. 3 hoj. + VIII + 17-81 págs + 1 pág. s .n. Encuadernación en rústica.
[19] BNE: CERV.SEDÓ/8611-8612. 2 vols. 47 x 35 cm. I: XXXVI + 607 págas.. II: XXIII + 667 págs. Encuadernación en pasta española. Contracantos dorados; nervios y lomo dorados (Castell)
[20] BNE: CERV.SEDÓ/8613. [2] h., 206 p., [1] h. ; 8 x 6 cm. Dos dibujos a plumilla a página entera, en una se representa el busto del autor, Miguel de Cervantes, y en la otra aparece sentado en su escritorio, escribiendo a la luz de un candelabro, firmados por M. Romero.
[21] BNE: CERV.SEDÓ/8617. 14 p. ; 9 x 6 cm. Ilustración dibujada a plumilla titulada «Cervantes escribe en trance de muerte su famosa dedicatoria al Conde de Lemos», según cuadro de E. Oliva, dibujo de M. Romero (p. 3).
[22] BNE: CERV.SEDÓ/8618. I, 110 h. : il. ; 4 x 3 cm. Texto enmarcado por dos filetes en tinta roja y negra. Portada a dos tintas, roja y negra. Ilustraciones (5) dibujadas a plumilla en tinta roja, negra y oro, intercaladas en el texto y a página entera. Retrato de Cervantes en h. 2.
[23] BNE: CERV.SEDÓ/8619. 63, [I] h. : il. ; 4 x 3 cm. Texto enmarcado por filete dorado. Ilustraciones (3) dibujadas a plumilla en tinta negra y oro, una coloreada intercalada en el texto y las otras a página entera. Retrato de Cervantes en h. 3.
[24] BNE: CERV.SEDÓ/8620. 62 h. : il. ; 2 x 1 cm. Texto enmarcado por filete en rojo. Ilustraciones (8) dibujadas a plumilla en tinta negra, roja y oro. Retrato de Cervantes en h. 1.
[25] BNE: CERV.SEDÓ/8621. 90 h. : il. ; 2 x 2 cm. Texto enmarcado por dos filetes en rojo y azul. Ilustraciones (2) dibujadas a plumilla en tinta negra, roja y oro. Retrato de Cervantes en h. 3.