Lenguajes de Dios, moradas de vida
el teatro como puerta abierta al mundo de la vida
Resumen
La cierta antinomia entre "vida" y "forma", entre lo "temporal y caduco" y la "permanencia de la forma" está presente en la estética del siglo XX; reflejo de esta tendencia son las polaridades finitud e infinitud, tierra y cosmos, materia y espíritu, que evidencian un hiato originario, un quiebre ontológico que se profundiza en el pensamiento cristiano. Esta "herida" nos habla de la distancia respecto de la fuente originaria de la vida , que a su vez nos atrae hacia ella, de donde brotan nuestros lenguajes humanos sobre Dios. En el título elegido -"Lenguajes de Dios, moradas de vida"- subyace la pretensión de considerar los lenguajes estéticos como "lugares" desde donde Dios habla al hombre del siglo XXI, en tanto y en cuanto sean puentes construdidos entre las orillas de los lenguajes de la "forma" y de la "vida". Si donde hay, vida allí está Dios, entonces Dios está allí donde los lenguajes en su diversidad son creativos, en razón de que han brotado de la fuente de vida primordial.